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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Bill Evans, 'in memóriam'

Salió, por fin, el disco de Niño Josele sobre la música de Bill Evans, y anteanoche lo presentó en Madrid, en Calle 54, que estaba abarrotada de un público expectante, en el que eran visibles gentes del flamenco y del jazz.

Yo, personalmente, más bien creo que el jazz está presente en todo momento, mientras el flamenco sólo lo hace de vez en cuando en esporádicos toques de Niño Josele. Lo digo, aparte de por el sonido, porque parece que prevalece el carácter de jazz en la obra de aquel Bill Evans a quien Josele rememora en estos compases que, sin embargo, de vez en cuando suenan también a flamenco.

En cualquier caso, el espíritu de Bill Evans se halla constantemente presente en esta afortunada evocación de su música. Notas lentas en general, que sólo excepcionalmente aceleran su sonido. Notas lentas y muy pensadas, en que la guitarra ocupa decididamente el lugar del piano, se transforma en su voz y repite el discurso que aquél debió tener.

Paz

Guitarra en concierto: Niño Josele. Contrabajo: Marc Johnson. Percusiones: Horacio El Negro Hernández. Invitado: Gerry González (trompeta). Calle 54. Madrid, 30 de mayo.

Por una vez la guitarra transcribe fidedignamente las notas del piano, en un ejercicio de simbiosis claramente perceptible, hasta el punto de que si cerramos los ojos con frecuencia creeremos estar oyendo el piano de Evans.

Seducido

Cuando oyó por primera vez su música, y quedó fascinado por ella, Niño Josele no tenía ni idea de quién era el pianista. Pero fue seducido por ella de tal manera que ya comenzó a hacer su música y a procurarse más grabaciones. Fue una lenta labor de hormiguita, en la que Josele no cejó ni un momento en su empeño de trasladar a su instrumento -la guitarra flamenca- lo que tanto le seducía de Bill Evans.

En el concierto de anteanoche en Madrid, Niño Josele estuvo ciertamente brillante. Mantuvo las pulsaciones con el temple adecuado, sin vacilar ni un solo momento. Esas pulsaciones de ritmo despacioso fueron dando la pauta de una música importante, llena de sugestión.

Colaboraron con él dos maestros de sus instrumentos: Marc Johnson en el contrabajo, y Horacio El Negro en las percusiones. También ellos actuaron con suma discreción, sin romper el cuadro sino, por el contrario, tocando con sumo cuidado, casi "en voz baja".

De propina salió el maestro Gerry González, quien con la sordina en su trompeta interpretó un tema en compañía de los otros músicos. Fue un digno colofón para un concierto marcado en todo momento por la calidad, como ya es norma en todo lo que hace Niño Josele. Quien triunfó rotundamente, está de más decirlo.

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