Dos periodistas de la CBS mueren en un ataque en Bagdad
Dos miembros de un equipo de la cadena de televisión CBS murieron ayer en Irak como consecuencia de la explosión de una bomba al paso de un convoy de la Cuarta División de Infantería con el que viajaban los periodistas. El cámara Paul Douglas y el técnico de sonido James Brolan, ambos de nacionalidad británica, murieron, y la corresponsal Kimberly Dozier, que lleva tres años en Irak, resultó gravemente herida. La bomba destruyó un vehículo blindado cuando el convoy pasaba por una plaza de Bagdad. Un soldado norteamericano también murió en el atentado, el día en el que en Estados Unidos se recordó a los caídos en todas las guerras.
"Nuestro respeto hacia los hombres y mujeres sacrificados por la libertad", dijo en el cementerio de Arlington el presidente Bush, que habló también de "los costes en la guerra contra el terror que estamos librando". Dos soldados británicos murieron el domingo en Basora y otros dos resultaron heridos.
La jornada de ayer fue especialmente violenta, con docenas de muertos en diferentes lugares de Irak, según las agencias, y con un blanco preferido en los atentados terroristas: los autobuses de pasajeros. El más mortífero tuvo lugar en Khalis, al norte de Bagdad, en donde una bomba destrozó un autobús lleno de gente que se dirigía a trabajar; 11 murieron y otros 11 resultaron heridos. En Kadhimiya, un barrio chií de los alrededores de la capital, otro autobús voló por los aires, con un resultado de siete muertos y nueve heridos. Y en el sur de Bagdad, otro explosivo dentro de un minibús mató a dos iraquíes e hirió a uno.
Escalada de la violencia
Otras ocho personas murieron en la explosión de un coche bomba en un barrio de Bagdad; un segundo vehículo en la misma zona no causó víctimas, pero un dispositivo similar que estalló al paso de una patrulla de la policía iraquí en el barrio de Karrada mató a tres iraquíes. Según diferentes recuentos, otros actos de violencia costaron la vida a una docena más de personas. El domingo, el jefe de la tribu suní Karabila, aliado de EE UU, murió en una emboscada en Bagdad.
La oleada de atentados se produce poco después de la formación del nuevo Gobierno iraquí de unidad, resultante de las elecciones de diciembre. Pero en el gabinete presidido por el primer ministro Nuri al Maliki aún no se han ocupado las carteras relacionadas con la Seguridad, Interior y Defensa, debido a los desacuerdos entre los partidos que forman el Gobierno y a la tensión causada por las represalias entre los distintos grupos y la acción de las milicias armadas.
El Parlamento iraquí se reunió ayer para debatir la situación. La sangrienta jornada de ayer podría facilitar una solución en la polémica que bloquea los nombramientos de los ministros de Interior, al que aspiran los chiíes, y Defensa, que podría pasar a manos de un suní.
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