Supervivientes de Haditha acusan a los 'marines' de matar a iraquíes a sangre fría
"Estábamos tan asustados que no pudimos movernos durante dos horas", dice una mujer
Hiba Abdulá sobrevivió a la matanza cometida el 19 de noviembre. Otras siete personas que se encontraban en la casa no tuvieron la misma suerte. Asegura que los marines asesinaron a su marido, Rashid Abdul Hamid. A su suegro, Abdul Hamid Hasan Alí, de 77 años y que se hallaba en una silla de ruedas, le dispararon en el pecho y en el abdomen, explica. Ocurrió en Haditha, a 240 kilómetros al noroeste de Bagdad. Los congresistas estadounidenses que han tenido acceso a la investigación oficial dicen que lo ocurrido en esa población agrícola de Irak podría ser más grave que lo de Abu Ghraib.
Todo sucedió el 19 de noviembre de 2005 a las 7.15. Una patrulla formada por cuatro vehículos humvees atravesaba Haditha, un lugar peligroso en el que son frecuentes los ataques de la insurgencia. Los militares dieron el alto a un taxi que se aproximaba en dirección contraria. Cuando el vehículo estaba cerca del primer humvee, una bomba explotó junto al cuarto matando a su conductor, Miguel Terrazas, de 20 años, e hiriendo a otros dos soldados. Los marines ordenaron a los cinco ocupantes del taxi -cuatro estudiantes y el chófer- descender del vehículo y tumbarse en el suelo y allí, según los testigos, los mataron.
Otras 19 personas murieron en cuatro casas diferentes a causa de los disparos, entre ellos mujeres y niños. En el primer informe oficial se asegura que los marines actuaron en defensa propia al ser atacados desde las casas aledañas y que en el combate ocho insurgentes perdieron la vida. Nada de eso era verdad. Seis meses después, el Ejército y el Congreso de EE UU investigan un suceso que, según algunos congresistas, podría ser más grave que las torturas en la prisión de Abu Ghraib: la matanza a sangre fría de 24 civiles en respuesta a un atentado de la insurgencia.
Hiba Abdulá, la mujer que perdió a su marido y su suegro en la casa donde hubo el mayor número de muertos, cuenta cómo su nuera Asma se desmayó al ver a los soldados disparar sobre su marido. Hiba recogió al hijo de Asma de cinco meses, que había caído al suelo, y huyó. Al regresar, su nuera estaba muerta. The New York Times habló con cuatro personas que se identificaron como supervivientes de la matanza de Haditha, incluidos algunos que nunca habían hablado anteriormente. Sus relatos, que no pudieron ser confirmados con fuentes independientes, son similares a los hechos comprobados en las investigaciones llevadas a cabo por los militares y el Gobierno, que podrían terminar en una acusación formal de asesinato contra varios de los marines.
Haditha, una idílica localidad agrícola repleta de palmeras a orillas del río Eúfrates, es también uno de los lugares más peligrosos de Irak. Está en el corazón de la provincia de Anbar, dominada por la insurgencia. Tres meses antes de la matanza de noviembre, 20 marines murieron en varios atentados en los alrededores. Haditha está bajo el control del grupo de Abu Musab al Zarqaui, según explica Miysar al Dulaimi, un abogado de derechos humanos, que visitó a las familias dos días después de la matanza. "Los americanos no controlan nada fuera de sus bases". "La gente está asustada. No se fía de los americanos. Sabe que si hablan con ellos la insurgencia les acusará de colaborar con el enemigo".
Fuentes militares estadounidenses, que no quieren ser identificadas porque los hechos están bajo investigación, sostienen que los marines actuaron sin control dirigidos por un sargento y que después hubo un intento de tapar lo ocurrido al ofrecer dinero a los familiares. Los mandos de la unidad han sido apartados del servicio.
En la casa de Hina Abdulá, las tropas norteamericanas mataron a su sobrino Walid de cuatro años, a su suegra Khumaysa, de 66, y dos de sus cuñados y un vecino. Además de ella y del hijo de Asma sobrevivió Iman, de nueve años. Se escondió con él debajo de una cama desde donde vio todo. "Estábamos tan asustados que no nos pudimos mover durante dos horas".
Hubo matanzas similares en otras tres casas. Algunas víctimas presentaban un solo disparo en la cabeza y no había restos de metralla en las paredes. No parecía producto de un combate, sino de una matanza a sangre fría, se dice en el informe. El senador republicano John W. Warner, que preside el comité de Servicios Armados, dijo que la Cámara empezará su propia investigación en breve. "Haremos lo mismo que hicimos en Abu Ghraib": descubrir la verdad.
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