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El Ejército pudo haber matado en emboscada a diez agentes antidroga

"Puede haber reveses y fracasos militares, pero no delitos militares", dijo con vehemencia el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, al comentar el oscuro episodio de hace una semana, en el que efectivos militares mataron a diez agentes de un cuerpo policial de élite en la lucha antidroga. A medida que avanzan las investigaciones, en manos de la Fiscalía y no de la Justicia Militar por decisión expresa del jefe del Estado, crecen las sospechas de que lo ocurrido en la tarde del lunes pasado en el departamento de Cali no fue un error, sino una emboscada del Ejército contra los agentes de la Dirección de Investigaciones Judiciales de la Policía (Dijin), que se disponían a realizar un operativo en una zona donde actúan destacados capos del narcotráfico.

El diario El Tiempo publicó ayer que los policías de la Dijin se dirigían a la finca La Cristalina para verificar la existencia de un importante alijo de cocaína. Según dicha información, en esa zona tienen lujosas propiedades Diego Montoya Sánchez, alias don Diego, y Wílber Valera, Jabón, jefes del cartel del Valle. Un teniente, cuatro oficiales y 23 soldados del Batallón de Alta Montaña de Los Farallones esperaban la llegada de los policías en una loma cercana. La Fiscalía tiene en su poder el testimonio de un campesino de la zona que señala que los agentes gritaron "¡Somos de la Policía Judicial... No disparen... Tenemos hijos!". Poco después, empezó un diluvio de fuego que acabó con la vida de los diez agentes y de Luis Eduardo Betancur, empleado de un restaurante de Cali, que aparentemente actuaba como informante.

Uno de los mejores grupos

El presidente Uribe ha calificado de "masacre" lo ocurrido. "Estoy muy triste, muy triste. Y quedé muy triste desde mi visita al Valle del Cauca por las informaciones que recibí y que trasladé a la Fiscalía", declaró. La realidad es que la Dijin ha perdido a uno de los grupos más exitosos en la lucha contra el narcotráfico, y que el mayor Elker Molina, muerto en la aparente emboscada, dirigió la captura en dos años y medio de 205 narcotraficantes, entre ellos 23 extraditables.

En el lugar de los hechos se encontraron más de cien casquillos de bala y esquirlas de granadas. Los investigadores sospechan que los cadáveres fueron manipulados, ya que habían sido encontrados en posiciones extrañas para un enfrentamiento. Familiares de las víctimas declararon que algunos de sus allegados presentaban impactos de bala en la cabeza.

El general Óscar Naranjo, director de la Dijin, ha dicho que ordenó personalmente la operación y aseguró que lo ocurrido no es otro caso Guaitarilla. En dicha localidad del departamento de Nariño, siete policías murieron acribillados por militares en 2004. El caso nunca se resolvió porque se destruyeron todas las pruebas, quemando incluso los uniformes. Sin embargo, en ambos casos había una operación antidroga de por medio y los efectivos policiales fueron aniquilados.

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