Tejela, héroe y artista
Matías Tejela, héroe y artista, buscó con toda su alma la puerta grande de Las Ventas, y sólo dos pinchazos se la cerraron. Así de injusta puede ser esta fiesta con quien lo dio todo en el ruedo madrileño, desde la heroicidad ante el descompuesto sexto, un toro de enorme arboladura astifina y gran peligro, hasta la más honda exquisitez ante el noble tercero, sin olvidar el perfecto volapié con el que derribó sin puntillas a este toro. Pero el torero se marchó por su propio pie, compungido, y feliz la afición, satisfecha de haber asistido a una tarde casi completa de un artista heroico, que es como deben ser los grandes toreros.
Es Tejela torero de acusada personalidad artística, y así lo demostró en una faena de menos a más en el tercero, en el que hubo pasajes de altísima calidad entre los que sobresalieron una tanda de naturales, un largo pase de pecho, casi un circular, y unos redondos muy ceñidos. Se la jugó sin cuento ante el muy deslucido sexto, con el que protagonizó un emocionante final de trasteo, metiéndose en el terreno del toro y obligándole a embestir ante la inquietud general. No acertó con la espada y se cerró la puerta grande del toreo que, sin duda ninguna, tenía abierta de par en par.
Puerto de San Lorenzo / Fandi, Jiménez, Tejela
Toros de Puerto de San Lorenzo, bien presentados, astifinos y blandos; 3º y 4º, nobles; deslucidos 5º y 6º. El Fandi: estocada (silencio); estocada atravesada y un descabello (silencio). César Jiménez: bajonazo descarado (silencio); pinchazo y media (silencio). Matías Tejela: pinchazo y gran estocada (oreja); dos pinchazos y casi entera (gran ovación). Asistieron los Duques de Lugo. Plaza de Las Ventas, 23 de mayo. 14 corrida de feria. Lleno.
Tampoco se quedó atrás Jiménez en su ambición, aunque prefiere abusar del medio pase, defecto en el que incide reiteradamente una y otra vez. Sin embargo, no se le puede negar su hambre de triunfo. Así quedó patente en el comienzo de faena de muleta al segundo: con el toro en el tercio, corrió el torero hacia el otro extremo de la plaza para citarlo desde allí. Acudió el toro con alegría y repitió el torero el gesto, muy reconocido por el público. Qué pena que ambos encuentros quedaran deslucidos por esos mal llamados pases del desmayo que cortan el viaje y deslucen la reunión. El toreo es en redondo y no en línea recta como parece empeñarse Jiménez. Este torero sigue sin aprobar la geometría taurina. El animal duró poco y pronto se esfumaron las buenas intenciones. Un manso de embestida descompuesta fue el quinto, con el que Jiménez se dejó enganchar la muleta, y su trasteo, decidido desde el inicio con unos pases por alto con las rodillas en tierra, no pasó de voluntarioso.
El Fandi se ha ido de la feria y ha dejado claro que sigue siendo un atleta, un gran banderillero y un vulgar muletero. Sus toros fueron blandos y acusaron las largas carreras en el segundo tercio, pero el torero citó siempre con la muleta retrasada, al hilo del pitón, y toda su labor careció del más mínimo interés. Tampoco brilló con las banderillas. Una mala tarde la tiene cualquier atleta.
Babelia
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