"Nadie puede salvar ya el río"

Graduada en la Academia de Ingeniería Militar de Harbin y antigua especialista en misiles, Dai Qing es una de las más fervientes detractoras de la presa de las Tres Gargantas. Tras abandonar su carrera técnica, se lanzó al periodismo. En 1989, cuando el movimiento pro democrático de Tiananmen tomaba fuerza, publicó Yangtsé! Yangtsé!, una recopilación de entrevistas, ensayos y peticiones de científicos, periodistas e intelectuales que se oponían a la presa.

Dai fue detenida días después de la masacre de Tiananmen, y Yangtsé! Yangtsé! prohibido bajo la acusación de que había contribuido a las revueltas. Recobró la libertad 10 meses después. Aún hoy sigue vigilada, y la policía le ha prohibido recibir a periodistas en su casa. "Antes de venir, he tenido que informarles de que tenía la entrevista", asegura esta mujer de 65 años, ojos vivarachos y energía arrolladora.

Pregunta. ¿Por qué ha construido China la presa de las Tres Gargantas?

Respuesta. Al principio, en los años ochenta y noventa, las razones fueron puramente políticas. Los líderes querían mostrar la grandiosidad del socialismo chino. Luego, los motivos pasaron de la política a la corrupción, a los intereses creados, como los de las compañías eléctricas.

P. ¿Por qué se opone a la obra?

R. Cuando la Academia de Ciencias hizo el primer estudio, concluyó que tenía ventajas e inconvenientes, pero que éstos superaban con mucho a aquéllas. Tras Tiananmen, se hizo otro informe, y la conclusión fue la contraria. La presa va a crear problemas de sedimentación, riesgo de temblores de tierra, erosión, contaminación del agua, cuellos de botella en el transporte fluvial y problemas de realojo de los desplazados. Tampoco será una solución para las inundaciones.

P. El Gobierno chino anunció ayer a bombo y platillo que ha finalizado la presa 10 meses antes de lo previsto. ¿Por qué?

R. Por cuestión de orgullo. Pero el proyecto está muy lejos de haber sido completado. Faltan turbinas por poner en marcha, y el ascensor para los barcos, que tenía que haber sido finalizado este año, aún no funciona. Por otro lado, todavía hay mucha gente que tiene que ser desplazada antes de que vuelva a subir el agua.

P. El proyecto se ha visto rodeado de grandes escándalos de corrupción. ¿Sigue existiendo?

R. Sí, y el problema es que, cuando en China alguien hace algo erróneo, no es castigado, porque son miembros del partido. Muchos funcionarios de los gobiernos locales han incluido a parientes de otros lugares en las listas para cobrar más compensaciones. Pero no se permite a nadie criticar la presa.

P. El proyecto es inevitable. ¿Qué espera lograr con su oposición?

R. Queremos que el agua no supere los 160 metros sobre el nivel del mar, en lugar de los 175 previstos. Esto disminuiría la superficie anegada, obligaría a desplazar menos gente y reduciría los problemas de sedimentación. Li Rui, antiguo secretario de asuntos científicos de Mao, aseguró que Deng Xiaoping había cometido dos graves errores en su vida: la represión de Tiananmen y la presa de las Tres Gargantas. Sobre el primero, los sucesores de Deng podrían hacer algo en el futuro para repararlo; respecto al segundo, no se puede hacer nada. Nadie puede salvar ya el Changjiang [nombre chino del Yangtsé].