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Los sindicatos y Osakidetza se cruzan acusaciones de querer dañar la sanidad

Las centrales convocantes de la huelga inician un encierro en los tres mayores hospitales

Mikel Ormazabal

Sebastián El desencuentro entre Osakidetza y los sindicatos convocantes de la huelga -ELA, SATSE y ESK- sigue siendo total a tan sólo 24 horas de celebrarse la primera jornada de paro en la red sanitaria pública. Tras fracasar la última reunión negociadora, cada una de las partes cargó ayer sobre la otra toda la responsabilidad del conflicto y se cruzaron reproches sobre el daño que se está ocasionando a la atención a los enfermos. La cobertura de los servicios mínimos para la huelga, fijados ayer por el Departamento de Empleo, requerirá el personal habitual de un día festivo.

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Los sindicatos de clase ELA y ESK y el de enfermería SATSE adjudicaron ayer a la consejería de Sanidad toda la responsabilidad del "perjuicio que va a sufrir la población" durante los cuatro días de huelga convocados en el Servicio Vasco de Salud, el primero de los cuales está previsto para mañana. El resto de los paros están anunciados para los días el 22, 26 y 29 de mayo. En un comunicado leído por la representante de ELA, Izaskun Garikano, acusan a Osakidetza de "despreciar" la oportunidad de acercar posturas en la última reunión de la mesa sectorial, celebrada el martes y que concluyó prematuramente sin acuerdo.

El paro es la consecuencia, dijo Encarna de la Maza, del SATSE, de la "nula disposición al diálogo" demostrada por las autoridades sanitarias durante "casi un año". Con carácter previo a la huelga de mañana, delegados de los tres sindicatos iniciaron ayer por la tarde un encierro en los hospitales de Txagorritxu (Vitoria), Cruces (Barakaldo) y San Sebastián para protestar por la "enorme necedad y la falta de responsabilidad de los gestores de la sanidad" y, al mismo tiempo, ofrecer "información veraz" a los usuarios sobre el conflicto.

El encierro, sin fecha prevista de finalización, fue prohibido nada más tener conocimiento del mismo por la Dirección General de Osakidetza, según informó un representante sindical. Las partes han ido intensificando su enfrentamiento conforme se acerca la fecha del primer día de paro. Sanidad denunció ayer la distribución por "numerosas poblaciones y en los centros de salud" de "anuncios tendenciosos" que, a juicio del departamento, "pretenden hacer creer a la población que los servicios de salud van a cerrar durante los días de huelga".

Los carteles llevan escrito el mensaje Osakidetza, cerrado por huelga y no aparecen firmados. "Esta reprobable iniciativa", según Sanidad, tiene la finalidad de "paralizar todo lo posible la actividad asistencial y perjudicar al máximo número de pacientes y usuarios". Ante ello, la consejería manifestó que "Osakidetza no cierra nunca", puesto que la sanidad es "un servicio básico".

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El origen del desencuentro entre las partes está en la falta de acuerdo sobre las condiciones laborales de los trabajadores de la red sanitaria. Uno de los puntos más controvertidos hace referencia al número de plazas y las bases que regulan la Oferta Pública de Empleo (OPE) anunciada por Osakidetza. Los sindicatos, además de considerar "insuficientes" las 4.000 plazas, advierten de la situación a la que pueden verse abocados "muchos interinos de larga duración", porque "se les va a exigir una titulación de la que no disponen, lo que les va a llevar a quedarse fuera del sector", dijo Garikano. Consideran que la OPE puede incurrir en una "falta de garantías jurídicas" por la titulación y el perfil lingüístico que se exige a los aspirantes. La "dudosa legalidad" de la oferta de empleo, advirtió De la Maza, podría acarrear "múltiples reclamaciones" y, en última instancia, desembocar en la "imposibilidad" de cubrir la oferta de trabajo.

Entre los damnificados por el decreto de puestos funcionales que Osakidetza "impuso" el año pasado, los sindicatos citaron a administrativos, auxiliares administrativos, telefonistas, cocineros y personal de mantenimiento, entre otros.

A estas razones, las centrales añadieron la "disminución" del gasto público en la sanidad durante los últimos años y el "deterioro de las condiciones de trabajo", lo que se ha traducido en un "descenso de la calidad" asistencial, dijo Garikano.

Para refrendar esta afirmación, la delegada de ELA aseguró que el Gobierno destinó en 2004 a la sanidad pública 285,2 millones de euros menos que en 1994 en términos de PIB, según datos que atribuyó al Eustat. Las cifras contrastan con las facilitadas un día antes por Osakidetza, que empleó otro baremo, el gasto sanitario por persona, para evaluar la calidad de la sanidad vasca. Según el Gobierno, este indicativo ha crecido durante la última década entre un 7% y un 8,7% "cada uno de los años", lo que sitúa a Osakidetza entre los mejores sistemas sanitarios de España.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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