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Ejecutivos de 10 multinacionales constatan el auge del turismo y la construcción en detrimento de la industria

Responsables y ejecutivos de las diez mayores empresas multinacionales con presencia en la Comunidad Valenciana constataron ayer en una sesión de trabajo la potencia de los sectores turístico, inmobiliario y de servicios como una clara fortaleza de la economía regional aunque gane músculo en detrimento del sector industrial. Pero ese efecto secundario de la pujanza de ciertos sectores económicos no es ni deseado ni siquiera necesario. La Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) estimuló tales reflexiones al invitar a directivos de Autoliv, British Petroleum, BBVA, Banco Santander, Famosa, Ford, Iberdrola, IBM, Telefónica y Vossloh a establecer las debilidades y amenazas de la economía valenciana frente a sus fortalezas y oportunidades, un modelo de análisis (DAFO) habitual en el seno de grandes empresas.

Apenas hay empresas valencianas de tamaño relevante y falta cooperación sectorial

Francisco Pons, presidente de AVE, enunció los resultados de la sesión. En el capítulo de debilidades, la marca Comunidad Valeciana es más conocida en el mundo como destino turístico de sol y playa que por la competitividad o productividad de su tejido industrial; apenas hay grandes empresas, ni siquiera empresas de tamaño relevante, y la atomización se agrava por la falta de cooperación sectorial; un alto porcentaje de empresas familiares de éxito afrontan un tránsito generacional que conlleva ciertos riesgos; la inversión en I+D es muy reducida; la formación de los mandos intermedios es poca y no hay ninguna escuela de negocios valenciana entre las diez mejores de España; falta conciencia de marca; o, falta agua.

El capítulo de amenazas apunta la aceleración de la globalización y de los procesos de innovación en ciertas zonas del mundo que pueden descabalgar la economía valenciana. Pero esa realidad puede abordarse a la vez como una oportunidad, en relación con otros y por las mismas razones, para las empresas valencianas.

Debilidades sin paliativos serían, según relató Pons, la pérdida de las ayudas europeas de carácter estructural a partir de enero de 2007; la pérdida de competitividad de los sectores tradicionales y la amenaza de traslado de la producción a países emergentes, la deslocalización; la elevada dependencia de la economía valenciana de una oferta turística de costa y poco diferenciada respecto a varios competidores; el alto endeudamiento del sector público; la ausencia de consenso político y social en materia de ordenación del territorio; o la escasa capacidad de influencia política desde el ámbito regional frente al nacional.

El crecimiento económico; la fortaleza de la construcción, el turismo y los servicios; el espíritu emprendedor de los valencianos; el coste de la vida; un territorio que es el primer destino turístico nacional; el Puerto de Valencia; la relevancia en sectores como la cerámica, la construcción o el calzado; o la red de institutos tecnológicos y las cinco universidades contarían como fortalezas.

Entre las oportunidades destacarían las infraestructuras en ejecución; eventos como la Copa del América o complejos como la Ciudad de las Artes o la Ciudad de la Luz; la diversificación turística; la ubicación estratégica, en el centro del Arco Mediterráneo; incluso el clima.

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