_
_
_
_
Reportaje:Estafa en la inversión filatélica

El pueblo que se arruinó en un día

La mitad de los 2.400 vecinos de la localidad toledanade Dosbarrios depositó sus ahorros en las arcas de Afinsa

Andrea Rizzi

Virtudes y habilidades pueden convertirse en la maldición de las personas. Prueba espectacular de ello es el caso de Raúl Rodríguez, agente de Afinsa en el pueblo toledano de Dosbarrios, cuyo tremendo talento de vendedor -junto con el habitual efecto de boca a boca- logró convencer a la mitad de las 2.400 almas de la localidad manchega para entregar su dinero a la entidad financiera intervenida esta semana. Es decir, un millar y pico de afectados. Más uno: el propio Rodríguez.

"Esto es un espanto económico, una catástrofe. Es como si el pueblo se hubiese quedado sin cosecha cinco años seguidos", observaba ayer por la tarde el alcalde Juan Bautista Martínez (PSOE) en su despacho, desde cuya ventana se enmarca una porción de la céntrica plaza de La Constitución, con sus mesas y sus juegos de cartas. "Seguro que en el 80% de esas mesas no se habla de otra cosa". Y es que es imposible dirigir la palabra a alguien allí sin que sea directa o indirectamente afectado, aunque "todavía no se sabe exactamente cuántos son y cuál es la cifra invertida".

"Es como si nos hubiésemos quedado sin cosecha cinco años seguidos", dice el alcalde
Más información
Los investigadores vinculan a Fórum con el lavado de dinero del 'caso Ballena Blanca'

Las sensaciones que recorren las callejuelas del pueblo, por un lado, y los pensamientos de Rodríguez -que también es concejal en el Ayuntamiento (PP)-, por el otro, se pueden imaginar, una a una. Todas juntas, sin embargo, componen un escenario algo excepcional en el que la convergente riada de preocupaciones, rabia y frustraciones que agita los vecinos contrasta simbólicamente con la solitaria angustia del agente. "Mi futuro se ha quedado reducido a cero, aquí", dijo ayer en una conversación telefónica. "Ya nos han condenado a todos antes de tiempo. Si estuviésemos en el lejano Oeste, ya estaríamos en la horca", añadió, pero precisando que en el pueblo la actitud general ha sido hasta ahora "respetuosa, salvo pocas excepciones".

"Aquí empieza La Mancha, y este es un pueblo que vive básicamente del campo, austero, y con una elevada propensión al ahorro", explica el alcalde. Traducido: un buen caldo de cultivo para captar clientes.

Uno de ellos es Jesús del Barco, carpintero, vecino del pueblo y padre de dos hijas. "Yo tenía allí metidos mis ahorros, 12.000 euros. Me decidí hace dos años. Mi madre tenía dinero allí, mis dos hermanos también... me convencí. Ahora el palo se va a notar en el pueblo. Sobre todo las personas mayores... mi madre cobra 320 euros de pensión. Todos sus ahorros estaban allí metidos, y con los intereses lograba ir adelante. Mi madre ahora está hecha una pena", observa, sentado en un banco de la plaza central. La preocupación de Del Barco toma una dimensión más grave en las palabras del alcalde, que advierte de que son muchas las personas mayores que contrataron los servicios de Afinsa.

En la riada negra de rabia y preocupación se distinguen, aunque en tono bajo, voces de alivio. "A mí me ha tocado la lotería", dice José Ángel Dones. "Iba a meter allí 30 millones [de las antiguas pesetas, unos 180.000 euros] la semana que viene. Lo tenía todo preparado, apalabrado... un milagro". Sin embargo, su alivio es muy relativo: su madre y su hermano también están en la mitad negra del pueblo. El pueblo es una constelación de pisos que ya no se podrán comprar, proyectos truncados, futuros inciertos.

"Esto es como un fallecimiento... al principio uno no se entera muy bien de lo que ha pasado... el dolor se comparte y no se percibe en su dimensión exacta. Pero a medida que pasan los días, la gente se va dando cuenta...", observa el alcalde. Y es duro.

Queda allí la esperanza de recuperar algo, si no todo, pero en las caras y en las voces de los vecinos predomina la desconfianza. Significativamente, el que parecía tener más ganas de esperar era el propio Rodríguez. "Yo soy de aquí, mi familia es de aquí...", decía ayer. "No me queda otra opción que esperar".

El alcalde de Dosbarrios, Juan Bautista Martínez (a la derecha), y Jesús del Barco, uno de los afectados.
El alcalde de Dosbarrios, Juan Bautista Martínez (a la derecha), y Jesús del Barco, uno de los afectados.A. R.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_