División en el sector vitivinícola ante la reforma comunitaria

Organizaciones agrarias cooperativas y las industrias mantienen posiciones enfrentadas en relación con la próxima reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) del vino, cuyo primer documento se espera sea presentado por la Comisión antes de verano. Debido a esta división, el sector no podrá presentar como pretendía ninguna propuesta a la comisaria de Agricultura, Mariann Fischer, que visitará España esta semana.

Las reuniones celebradas en las últimas semanas sólo han servido para acercar posiciones entre la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y las cooperativas del vino, que suponen el 70% de la producción, mientras que Asaja, la otra gran organización agraria, mantiene planteamientos diferentes. Por su parte, la Federación Española del Vino, donde se agrupan las industrias, también discrepa de las posturas de los productores.

En consecuencia, el sector no podrá presentar ninguna propuesta a la comisaria de Agricultura, Mariann Fischer, el próximo jueves cuando gire una visita a Castilla-La Mancha.

Desde COAG y las cooperativas se defiende el mantenimiento del actual potencial productivo y se oponen a una libertad de plantaciones. Ambas formaciones defienden que llegue para España el mismo volumen de recursos recibido en los años precedentes que se sitúa en algo más de 400 millones de euros, aproximadamente el 37% de los fondos comunitarios para el sector.

Una parte de los fondos serían administrados por Bruselas para acometer acciones de carácter general como estudios o promoción, mientras el grueso de los recursos sería gestionado por cada país en función de sus intereses.

Se aboga por un recorte en los fondos para la destilación o quema de vino para obtener alcohol para usos de boca, el mantenimiento de ayudas para eliminar subproductos y una política de condicionalidad.

En conjunto se defiende una menor regulación de los mercados y un aumento de los fondos para la promoción de la demanda. Para mejorar la venta en el exterior y ganar competencia, se propugna una mayor flexibilidad en la aplicación de las técnicas enológicas que se practiquen por la competencia, pero sin que ello pueda llevar a la confusión al consumidor en el etiquetado.

En Asaja se impone la propuesta de reclamar una ayuda por hectárea en función de los apoyos actuales era para garantizar rentas a los productores y dejar todo lo demás al libre juego de los mercados.

Frente a los planteamientos del sector, la principal preocupación de los industriales es evitar una nueva OCM que pueda generar mediante la distribución de las ayudas una competencia desleal entre empresas elaboradoras y envasadoras de vinos.

Igualmente se aboga por una mayor libertad tanto en la aplicación de prácticas enológicas como en el etiquetado con vistas a tener una mayor competitividad para determinados tipos de vinos en los mercados exteriores. Desde la industria, las posiciones mayoritarias abogan por una libertad de plantaciones, algo que por otra parte ya se contempla en la actual OCM.

Para los responsables de la Federación un hecho irrefutable es que la actual reforma de la OCM no ha funcionado ni ha servido para mejorar la situación del sector.

En relación con los nuevos planteamientos de la reforma en materia de fondos, se considera fundamental q uién reparta los fondos o quiénes sean los beneficiarios de las ayudas ante el riesgo de que las mismos puedan suponer distorsiones en los mercados.