_
_
_
_
Reportaje:El futuro de Euskadi

El fantasma del anexionismo resucita en Navarra

La derecha pretende debilitar al PSOE ante las autonómicas acusándole de pactar con ETA la integración del territorio foral

El viejo fantasma ha salido a pasear. Lo que de él llama la atención no es su manera antigua de meter miedo -¡cuidado, navarros, que vienen los vascos!- sino que, tantos años después, siga provocando verdadero susto. Hace unos días, el presidente navarro, Miguel Sanz, perteneciente a UPN, dijo saber de buena fuente que el Gobierno socialista estaba hablando con ETA de la integración de Navarra en Euskadi. Y, a partir de ese momento, se dejó de hablar de otra cosa. Mariano Rajoy viajó rápidamente a Pamplona para declarar que "Euskal Herria no existe" y que "Navarra es Navarra desde hace siglos" y el PSOE, por su parte, intentó achicar agua. Anunció la visita inminente de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el secretario de Organización, Alfonso Perales, procuró tranquilizar a los suyos garantizándoles que la ocurrencia de Sanz no era más que "una mentira canalla e insidiosa".

Alfonso Perales: "La acusación de que vamos a vender Navarra es una canallada"
Juan Cruz Alli: "UPN nos acusó de ser ambiguos y pasamos de 10 a 3 parlamentarios"
Más información
Barrena: "Seguimos trabajando para que el alto el fuego sea irreversible"
¿Ha cambiado algo? Sí, pero...

Pero pasan los días y a los socialistas navarros no se les va el susto del cuerpo. La razón, mejor que ellos, la puede explicar Juan Cruz Alli, presidente del Gobierno de Navarra desde 1991 a 1995 y ahora líder de Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN), partido que se define de centro progresista y que en la actualidad sostiene al gobierno de Miguel Sanz. "A nosotros", dice Alli, "nos hicieron desde UPN una campaña terrible diciendo que éramos ambiguos en el tema de Navarra cuando en nuestros estatutos teníamos claramente establecido nuestro compromiso con el proyecto de Navarra como comunidad diferenciada. Pero daba igual. Fueron a por nosotros y lo pagamos. Pasamos de 10 parlamentarios a tres. Que si lo pagamos. ¡De 10 a tres!".

La hipótesis de la integración en Euskadi es un tema tabú en Navarra. Juan Cruz Alli se esfuerza en un ejercicio de síntesis histórica para explicar por qué: "El nacionalismo vasco nunca ha tenido peso político en Navarra. De hecho, el estatuto vasco de la época de la República se frustró [en 1932 en Estella] porque la mayoría de nuestros ayuntamientos no lo secundaron. Y también porque el carlismo, entonces la comunión tradicionalista, se separó de ese proyecto. Y, a pesar de eso, yo, que procedo de familia carlista, puedo decir que el tema vasco y de Euskal Herria no creaba aquí ningún inconveniente. No había problemas en considerar lo vasco como parte de lo navarro y de lo español. Sin embargo, durante la Transición todo se radicalizó mucho. La Marcha de la libertad fue muy negativa".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

No es el ex presidente Alli el único que ve en aquella marcha -celebrada en el verano de 1977- el pecado original de las relaciones entre Euskadi y Navarra. Según cuentan las crónicas de entonces, unos 100.000 vascos -entre ellos algunos miles de navarros abertzales- concluyeron en la campa de Arazuri, a seis kilómetros de Pamplona, la llamada Marcha de la libertad, organizada por Telesforo Monzón, ex ministro del Gobierno vasco y en la que participaron 15 miembros extrañados de ETA. "Aquel intento de presionar a Navarra desde Euskadi", explica Juan Cruz Alli, "fue un gran error estratégico. Demostraron que no entendían Navarra. Yo después se lo he dicho a dirigentes nacionalistas muy significados. Parece mentira que pensarais que, presionando, Navarra se doblegaría. ¿No sabéis como se meten 100 navarros en un seiscientos? Pues diciéndoles dos cosas: una, que no caben; y la otra, que no tienen cojones para hacerlo. El radicalismo antivasco va por zonas -es mucho mayor de Tafalla hacia abajo- pero en general sigue latente. Y cuando se producen situaciones de cierta incertidumbre de riesgo -se ve que se va a negociar con ETA y que ETA con toda seguridad va a pedir algo que afecte a Navarra- la gente reacciona. Estos días he tenido que ir a algunos funerales y varios me han dicho: 'Venga, Alli, no os dejéis comer por estos vascos".

El viejo fantasma que dejó a Alli con tres diputados tiene ahora preocupado a los socialistas. Alfonso Perales, el secretario de Organización del PSOE, explica la situación de una manera muy gráfica: "Es descabellado pensar -y UPN lo sabe- que al PSOE ni a nadie se le puede ocurrir integrar a una comunidad en otra, y mucho menos manu militari. En España hay 17 comunidades y en ninguna hay marcha atrás. Pero sin duda Miguel Sanz hace esa acusación porque le es rentable. Imaginemos que un partido en Murcia acusa a otro de estar trabajando bajo cuerda para los valencianos o para los andaluces... Como es lógico, ese partido desaparecería. Aquí hay un partido muy importante, UPN, que señala al otro con el dedo diciendo: 'miren, esos son sospechosos de estar traicionando a Navarra para entregarla a Euskadi'. Nuestra única posibilidad es defendernos y nuestro mejor aliado es el tiempo. Él demostrará que Zapatero nunca suscribiría un pacto para traicionar a Navarra".

A la espera de que el tiempo hable, una de las ocupaciones que va ganando adeptos es la política ficción. "Aquí se piensa", explica Manuel Pulido, ex letrado mayor del Parlamento de Navarra y en la actualidad asesor jurídico del presidente Sanz, "que puede haber un precio político. Se habla de un referéndum aprovechando la reforma de los estatutos o de intentar reabrir la idea del órgano común permanente. De cualquier forma, todo pasaría por un cambio electoral. Si no hay cambio electoral, no hay cambio de gobierno. Y si no hay cambio de gobierno, aquí no va a pasar nada...".

Ese, y no otro, parece ser el quid de la cuestión. Miguel Sanz acaba de lanzar, a un año de las elecciones, el mensaje a los votantes de que sólo él mantendrá Navarra a salvo de los tentáculos de Euskadi.

Pernando Barrena es navarro y uno de los portavoces de Batasuna. El viernes, cuando habló con este periódico, acababa de enterarse de que el juez Grande Marlaska le acababa de prohibir viajar a Irlanda en compañía de Arnaldo Otegi. Dice Juan Cruz Alli que a él le gustaría que "el Gerry Adams de este proceso" fuese Barrena. "Es una persona inteligente", dice el ex presidente navarro, "con formación y con cintura política".

Barrena dice estar seguro de cuál es la estrategia que intenta el presidente Sanz al hablar de un pacto secreto entre el Gobierno y ETA. "Yo creo que no hay nada pactado. Y además pienso que Sanz está inventándose todo eso porque quiere poner en situación de prevengan a toda su parroquia. Sanz defiende esa línea política españolista a ultranza y que ve el futuro de Navarra única y exclusivamente unido a un proyecto muy rancio que es el que defiende el PP en el resto del Estado".

Sostiene Barrena que en Navarra hay un déficit democrático mayor que en otras comunidades: "Lo único que decimos es que Navarra también tiene que decidir su relación con el Estado. A partir de ahí -el cómo se hace, con qué modelo de futuro...- eso sólo los navarros pueden decidirlo. Ni el Gobierno español, ni UPN, ni Batasuna... Nosotros tenemos nuestro proyecto estratégico, que es un proyecto independentista en Europa, pero sólo se podrá llevar a cabo si la población lo apoya mayoritariamente. Pero eso es igual aquí que en Pernambuco...".

El portavoz de Batasuna añade: "El señor Sanz no tiene ni repajolera idea de qué hablan ETA y el Gobierno. Nosotros en teoría podríamos saberlo más fácilmente que él y no lo sabemos. Pero es que además tenemos la convicción de que ETA y el Gobierno no tienen que abordar ningún esquema político. Ellos tienen que darle salida a las consecuencias del conflicto: desmilitarización, presos y víctimas. A partir de ahí todo lo demás corresponde a los partidos políticos. Pero Sanz dice lo que dice porque quiere asustar a los navarros".

Miguel Sanz, presidente del Gobierno de Navarra, y Vicente Ripa, delegado del Gobierno, el jueves pasado.
Miguel Sanz, presidente del Gobierno de Navarra, y Vicente Ripa, delegado del Gobierno, el jueves pasado.LUIS AZANZA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_