Barrena: "Seguimos trabajando para que el alto el fuego sea irreversible"

Dice Pernando Barrena con cierta ironía que cuando lo paran por la calle nadie le pregunta por "cómo avanza el proyecto estratégico de la izquierda abertzale sobre la independencia y el socialismo" sino que le hacen preguntas del tipo: "¿Qué tal van las cosas? ¿vamos a poder arreglar esto? Está claro que la gente tiene ganas de soluciones".
Sentado en una cafetería de la plaza del Castillo de Pamplona se sorprende cuando la camarera, una muchacha joven, rehúsa cobrarle los dos cafés cortados y le hace un gesto de ánimo con los puños. Defiende que la gente de la izquierda abertzale es "de lo más normal" y que los nuevos tiempos permitirán tender puentes hasta ahora rotos. Sobre el atentado de Barañáin contra el negocio de un concejal, dice dos cosas. Que ellos aún no saben quiénes están detrás del ataque y que les sorprendió la gran repercusión mediática que tuvo la respuesta de Batasuna calificando los hechos de muy graves. "Nos sorprendió porque hablar de un hecho muy grave caía por su propio peso. No merece otra calificación el hecho desde el momento que 60 familias tienen que ser desalojadas de sus casas".
Volviendo al asunto de Navarra, asegura que lo que de verdad le da pánico a UPN es "que se abra el melón" estatutario "al igual que el PP está histérico porque en el resto del Estado ya se ha abierto". Con respeto a la aversión de parte de los navarros hacia Euskal Herria, dice que el nacionalismo vasco tiene parte de culpa: "El principal error que ha cometido el nacionalismo en los últimos 20 años ha sido la palabra fatídica del anexionismo. El PNV y EA han vendido el proyecto como que los navarros teníamos que ir a participar en otro proyecto ya en marcha. Nosotros siempre hemos dicho que eso no es serio".
Con respecto al alto el fuego, dice que no sería serio tildarlo de irreversible: "No podemos actuar con ligereza. La irreversibilidad no depende sólo de la izquierda abertzale. Nosotros estamos trabajando para que el alto el fuego sea irreversible, y estamos demostrando que tenemos más paciencia que el santo Job. La sociedad no daría por bueno que nadie volviera ahora a esquemas del pasado".
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