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Un juez de Madrid permite a la familia de un fallecido guardar tejido para analizar si es un caso de 'vaca loca'

La familia de Javier Monge, el hombre de 33 años que falleció la madrugada del jueves, ha conseguido que un juez de guardia de Madrid les diera permiso para guardar congelada una muestra de tejido para investigar si padecía la variante humana del mal de las vacas locas. Monge llevaba cinco años postrado y atendido únicamente por su familia, que no ha recibido en este tiempo ninguna ayuda para acondicionar la vivienda para su cuidado.

La familia del hombre sostiene que se trata de un caso de la llamada nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (la variante humana del mal de las vacas locas). Fundamentan su sospecha en dos datos: Monge vivió un año en Reino Unido (entre 1995 y 1996), justo en el momento en que se estaba larvando la enfermedad en humanos. Y, sobre todo, un informe médico del 23 de junio de 2000 tiene una anotación a mano que dice que "la muestra originada por biopsia amigdalar es positiva para vCJD". El centro que realizó esta prueba más tarde la consideró inválida por defectos técnicos.

Si se confirmara que se trata de un caso de nueva variante (la debida al consumo de carne infectada por el mal de las vacas locas), la familia podría estudiar pedir una indemnización en Reino Unido, país donde se originó la enfermedad y que ha registrado casi 200 fallecidos.

En contra de esta opinión, algunos expertos, como el médico del hospital Fundación de Alcorcón que va a realizar la necropsia en España, Alberto Rábano, sostiene que lo más probable es que Monge padeciera la llamada variante esporádica de la enfermedad (la que aparece sin causas conocidas y que ha sido diagnosticada en 593 casos desde 1993).

El presidente del Consejo General del Colegio de Veterinarios de España, Juan José Badiola, opinó que existen "factores favorables", como su temprana edad y su estancia en Inglaterra, que pueden apuntar que la muerte de Monge se debe al mal de las vacas locas. En contra está la supervivencia de Monge: cinco años desde que empezaron los síntomas, en lugar de los dos años como máximo de otros casos. En España ya ha habido una muerte por la nueva variante de la enfermedad: una mujer que falleció en julio del año pasado en Alcorcón (Madrid).

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