"Cada vez me parezco más a mi padre"
Michael Douglas (New Brunswick, Nueva Jersey, 1944) ha dejado pasar más de tres años desde su último estreno como actor, con películas tan poco memorables como Hasta que la muerte los separe o It runs in the family, pero la razón de su ausencia es mucho más personal que una mala crítica. El hijo de Kirk Douglas, reconocido con el Oscar como productor por Alguien voló sobre el nido del cuco y como actor por Wall Street, además de ser el objeto del deseo del primer Instinto básico y el protagonista de una nueva era en la televisión con Las calles de San Francisco, ha encontrado una nueva carrera con la que disfruta mucho más que con el cine y que tiene nombres y apellidos: Dylan y Carys Douglas, sus hijos de cinco y tres años, respectivamente. "Ha sido maravilloso, un momento que ha cambiado mis prioridades. Una segunda oportunidad que me ha hecho darme cuenta de que primero es mi familia, luego mi trabajo filantrópico y en tercer lugar mi carrera como actor", ordena sus preferencias moreno, relajado y con un aire más venerable de lo habitual gracias a la barba que se ha dejado. A sus 61 años y casado desde 2000 con la también actriz Catherine Zeta-Jones, 25 años más joven que él, Douglas prefiere jugar con los hijos de su segundo matrimonio en Bermudas, donde reside desde hace años, o trabajar como embajador de buena voluntad de la ONU en temas de desarme que dedicar su tiempo al cine.
"No quiero ser otra cosa que lo que soy y siempre me avergüenza ver a alguien que se empeña en hacer lo que no es posible"
"Literalmente le digo a Kofi Annan cuánto tiempo tengo disponible y hago lo que quiera que haga"
"Mis películas no son ni independientes ni megaproducciones, lo cual no es muy popular en estos momentos"
Aun así, como él mismo reconoce, le queda "un poquito de vanidad por las cámaras", ese gusanillo que le sigue comiendo, como demuestra el estreno en Estados Unidos la pasada semana de The sentinel, un filme de suspense político y su primera película en estos tres años no sólo como actor sino como productor, que se estrenará en España el próximo mes de julio. "Es la parte que más disfruto y lo que más me convenció fue la idea de hacer algo en la línea de una de mis películas preferidas, La conversación", explica este actor que añade a su lista de filmes preferidos Espartaco, de la filmografía de su padre, y Con faldas y a lo loco "porque siempre he sido un enamorado de Jack Lemmon". Como productor, admite que lo más placentero no es necesariamente trabajar con los mejores sino además poder rodearse de aquellos que hacen más agradable el rodaje. "Por ejemplo, Kiefer Sutherland, todo un monstruo al que conozco desde Línea mortal y que, aunque no hablamos de ello, compartimos el hecho de tener padres famosos y de haber superado la maldición de la segunda generación", reafirma con humor de su compañero en el rodaje de The sentinel y actual protagonista de la serie de acción 24 además de hijo de Donald Sutherland.
Dentro de la familiaridad con la que Douglas se mueve en Hollywood, parte de lo que se considera la realeza de esta industria, el hijo de Kirk -"al que cada vez me parezco más", subraya complacido- es consciente de otros cambios en su carrera, esos que por ejemplo le alejan voluntariamente del género de películas de acción, donde dice notar los años. "Y la lesión de rodilla que me hice hace 20 años en un accidente de esquí", añade jocoso. "Lo cierto es que no quiero ser otra cosa que lo que soy y siempre me avergüenza ver a alguien que se empeña en hacer lo que no es posible", contesta cuando se le menciona si tiene, para Tras el corazón verde, los mismos planes que Harrison Ford, dos años mayor que él, para la saga de Indiana Jones. El comentario le hace tomarse una pausa antes de hacer autoanálisis al añadir: "Claro que cuando uno tiene una novia tan joven a su lado tiene que ser cuidadoso y reconocer las realidades que vienen con tu edad".
En el caso de Douglas, junto con su edad llega una experiencia en esta industria tan envidiable como caduca, donde es el primero en admitir que ha tenido que amoldarse a grandes cambios aunque no siempre sea para bien. "Ahora los estudios están dirigidos por los jefes de una división de un enorme conglomerado mediático donde el cine no es más que un pequeño departamento", reconoce aún fresco en su recuerdo cuando el trato era más personal con aquellos que regían los designios de Hollywood. Mucho más optimista es con la "plétora de dinero de Wall Street" que ahora financia las divisiones independientes y que ofrece más oportunidades fuera de los grandes estudios cuando se trata de una película de pequeño presupuesto. "Lo malo es que las mías suelen estar más en la categoría del medio, ni independientes ni megaproducciones, lo cual no es muy popular en estos momentos", añade.
Eso no le impide tener entre manos varios proyectos. Además de The sentinel, Douglas comienza en los próximos días el rodaje de The king of California, para el que se ha dejado barba, y tiene pendiente de estreno You, me & Dupree junto a Kate Hudson. "Recuerdo que hace unos años, tras el divorcio de mi primera esposa, yo estaba en un club en Nueva York y vi cómo se me acercaba esta chica impresionante vestida de rojo y pensé: 'Michael, estás de suerte'. Y cuando le dije 'hola' ella me soltó eso de 'Michael, que soy Katie", recuerda a carcajada limpia describiendo un desafortunado encuentro con su última compañera de rodaje, a la que conoce desde que era un bebé, hija de sus amigos Goldie Hawk y Kurt Russell.
Su trabajo como embajador de buena voluntad se lo toma con mucha más seriedad aunque con una pizca de buen humor cuando utiliza el término de "mensajero de la paz" para describir su labor con Naciones Unidas. "Yo me encargo de la parte de desarme, ya sea a favor del control de la venta de armas en Estados Unidos, la desaparición del mercado negro que existe en África o de la vigilancia en temas de armas de destrucción masiva. Literalmente le digo a Kofi Annan (secretario general de la ONU) cuánto tiempo tengo disponible y hago lo que quiera que haga", describe.
El tiempo que le quede libre lo marcará sobre todo su carrera familiar sobre la que dice ser el duro a la hora de educar a sus hijos. "Catherine me los malcría en cuanto viene de viaje y su madre es la peor. Una especie de Mary Poppins que llega con tres maletas pero regresa sólo con una de todo lo que les ha traído", afirma bonachón alguien que también tiene un hijo de 27 años fruto de su primer matrimonio. Es difícil de creer su descripción de padre estricto cuando se le está cayendo la baba al hablar de la pequeña Carys y ameniza su último paso por Nueva York para el rodaje del próximo estreno de Zeta-Jones, una nueva versión de Mostly Martha, con visitas al Planetario, al cine a ver Ice age 2 o al teatro a ver La bella y la bestia y Wicked junto con sus hijos. Un recorrido cultural en el que ni por curiosidad, dice, se le ha ocurrido dejar a los niños en casa un día para irse a ver Instinto básico 2. "Así me libro de tener que contestar cuando me preguntan qué me ha parecido", responde de algo que ha repetido en más de una ocasión. "El primer filme fue bueno y no me cabe la menor duda de que Sharon (Stone) estaba maravillosa en esa primera cinta que le abrió las puertas a una carrera. Pero las películas son algo más que un personaje", añade con algo de malicia.
Babelia
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