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Violencia en Irak

Prodi descarta anticipar la retirada de Irak por la muerte de tres italianos

Los soldados desplegados en el país árabe serán repatriados antes de finales de año

Enric González

Tres militares italianos y un policía rumano destinados en Irak murieron ayer cerca de la base de Nasiriya, al sur del país. El vehículo blindado en el que viajaban los cuatro y un quinto militar, que sufrió heridas graves, recibió el impacto de un artefacto modificado artesanalmente para reforzar su capacidad explosiva. El líder del centro-izquierda, Romano Prodi, que en unas semanas debería asumir la presidencia del Gobierno italiano, aseguró que el atentado no iba a acelerar la retirada de las tropas, prevista para finales de este año. Italia tiene 2.600 soldados desplegados en Irak.

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"Nuestra posición no cambia", declaró Prodi. "La situación en Irak ha ido siempre a peor; nuestra posición, por otra parte, no es distinta a la que hoy expresa la mayor parte de la opinión pública estadounidense y ni siquiera está lejana a la del actual Gobierno italiano, que planea retirar las tropas antes de finales de 2006", agregó. Francesco Rutelli, líder de La Margarita y uno de los pesos pesados del próximo gobierno de centro-izquierda, fue aún más tajante: "Debe quedar claro a todos que los planes italianos en Irak no han sido ni serán nunca determinados por las acciones criminales de los terroristas".

Un dirigente de Refundación Comunista pidió la retirada de tropas inmediata pero su jefe de filas, Fausto Bertinotti, cortó en seco la iniciativa al señalar que no era día para polémicas.

El destacamento militar italiano en Nasiriya consta en estos momentos de unos 2.600 efectivos. La misión fue iniciada con 3.200 militares, pero en septiembre de 2005 fueron repatriados 300, y en enero pasado regresaron a Italia otros 300. Los planes del Gobierno saliente de Silvio Berlusconi, con los que se muestra de acuerdo Prodi, prevén que en junio retornen 1.000 militares. Otros 1.000, los últimos en volver, abandonarán Irak de forma paulatina antes de fin de año.

La retirada no será completa, ya que permanecerán en Irak unos 600 efectivos con la misión de proteger a los equipos civiles que colaborarán en la reconstrucción del país y velar por los intereses de la petrolera Agip, que proyecta explotar los yacimientos de crudo en la zona de Nasiriya.

Las víctimas mortales del atentado de ayer fueron Nicola Ciardelli, de 34 años, capitán de paracaidistas; Franco Lattanzio y Carlo de Trizio, de 38 y 27 años respectivamente, suboficiales del Arma de Carabinieri; y el rumano Bogdan Hancu, de 28 años, cabo de la Policía Militar rumana. Otro suboficial de los carabinieri, Enrico Frassinito, de 41 años, sufrió heridas graves y quemaduras en el 30% del cuerpo. Los cinco viajaban en un vehículo blindado que minutos después de las siete de la mañana, (dos horas más en la España peninsular), sufrió el impacto de un artefacto de fabricación artesanal. Los artificieros que examinaban anoche los restos del cohete se mostraban convencidos de que éste ha sido preparado por miembros de la unidad M-21 de los antiguos servicios secretos de Sadam Husein. En la M-21 trabajaban ingenieros y químicos especializados en convertir objetos cotidianos en armas, y el artefacto utilizado ayer demostraba que sus fabricantes eran expertos en la materia: el explosivo se había concentrado en la punta de un proyectil y comprimido con tela metálica, para que perforara el blindaje del vehículo. Los gases generados por la explosión hicieron estallar a su vez el depósito de gasolina del vehículo atacado.

"El atentado era previsible", declaró Franco Ionta, jefe del grupo antiterrorista de la Fiscalía de Roma y encargado de investigar el nuevo ataque contra las tropas italianas. Ionta recordó que el sábado estalló una bomba al paso de una patrulla italiana, y que el 30 de enero y el 28 de febrero se registraron otros atentados fallidos que podrían considerarse ensayos para el atentado de ayer. La primera base italiana en Nasiriya fue destruida el 12 de noviembre de 2003 por un camión y dos coches cargados de explosivos, a bordo de los cuales viajaban cuatro suicidas. En aquel ataque, el más grave sufrido por el Ejército italiano desde 1945, murieron 19 personas, además de los agresores.

Romano Prodi, líder del centro-izquierda italiano, ayer a la salida de la sede de su coalición en Roma.
Romano Prodi, líder del centro-izquierda italiano, ayer a la salida de la sede de su coalición en Roma.ASSOCIATED PRESS

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