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Arsuaga explica "el futuro del pasado" de Atapuerca en el Museu de Castellón

María Fabra

"El futuro del pasado" es el título que Juan Luis Arsuaga eligió ayer para explicar los descubrimientos realizados en la sierra de Atapuerca, contextualizarlos y exponer los resultados de las excavaciones que, "lejos de estar agotados, aún reservan lo mejor de su documentación arqueológica y paleontológica para el futuro". El Museu de Belles Arts de Castellón acogió ayer una conferencia de este catedrático de Paleontología y codirector del Equipo de Investigaciones de Atapuerca como complemento a la exposición que hasta el próximo día 14 puede visitarse en la sala de exposiciones temporales de este centro, por la que ya han pasado cerca de 5.000 personas.

La forma de vida, los recursos y los medios de aquellos "primeros europeos", así como los descubrimientos en la sierra burgalesa fueron el eje de su intervención durante la que señaló que la de Atapuerca es una "investigación abierta". Así, Arsuaga sostiene que la importancia de este yacimiento radica no sólo en la antigüedad de los hallazgos sino en que en el mismo se pueden estudiar los cambios que, en el último millón de años, se han producido en los climas, en los ecosistemas, en las actividades humanas, en su tecnología y en los propios seres humanos. En cualquier caso, los fósiles humanos recuperados en Atapuerca hasta este momento constituyen el 85% del registro fósil mundial del período del Pleistoceno Medio y, cada nueva excavación, refrenda a este yacimiento como una de las zonas de asentamiento más importante de los "primeros europeos", que se han datado aproximadamente en 800.000 años.

Sin embargo, la exposición va más allá de Atapuerca y exhibe las reconstrucciones de las cabezas del célebre Niño del Lago Turkana (Kenia, 1,8 millones de años) y del Niño de Taung (la mítica Lucy encontrada en Etiopía, con 3,2 millones de años, y considerada la Eva de la humanidad), así como la de la cabeza de un Australopithecus africanus (Suráfrica, 2,5 millones de años). Todos ellos como muestra de la genealogía africana de la especie humana previa a Atapuerca. La muestra recoge cuatro de las joyas de Atapuerca como son un cráneo con las siete vértebras cervicales que forman su cuello; Excalibur, un hacha de mano, que fue la única pieza de industria lítica que se encontró junto a miles de huesos, barro y rocas; la reconstrucción de la cabeza del "Niño de la Gran Dolina", el Homo antecessor, actualmente considerado como el "primer europeo", víctima del primer acto de canibalismo que se conoce, de 800.000 años de edad; y la Pelvis Elvis, la más completa del registro fósil, que data de unos 400.000 años.

"Los yacimientos prehistóricos de la Sierra de Atapuerca conservan vestigios de un pasado muy remoto, pero encierran un mensaje que seguirán desvelando las gentes del mañana", aseguró Arsuaga ayer en Castellón.

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