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Reportaje:Fin de semana

Las vallas empezaron a hablar

Una exposición recupera en Vitoria más de 100 carteles políticos de los que inundaron las calles vascas de 1975 a 1990

"Obrero despedido, patrón colgado". El visitante que llega a la sala de exposiciones de la Vital en Vitoria se queda atónito ante la visión del lema que convirtieron en popular las luchas sindicales de la primera reconversión industrial, al comienzo de la Transición. Es la primera sorpresa de un viaje en el tiempo que pretende, y consigue, la exposición Afiches. Paredes con historia 1975-1990, conformada a partir de la colección de carteles y pegatinas de la Fundación Sancho el Sabio. Con esta muestra se recupera el polícromo ambiente de los muros de los primeros años de la transición, reflejo de aquella "sopa de siglas" que formaban partidos políticos, sindicatos y otras organizaciones sociales.

"El cartel es el documento histórico trascendental de la Transición"

El montaje de la muestra, obra de Fernando Martínez de Viñaspre, incorpora los carteles originales que conserva la Sancho el Sabio en una ambientación de vallas metálicas y muros llenos de pintadas. Antonio Rivera, actual parlamentario socialista y antiguo militante libertario, ha comisariado la exposición con el catedrático de Historia Santiago de Pablos. "El cartel de calle es la expresión de quien no tiene el poder; es también el reflejo del activismo de aquellas organizaciones", explicó ayer Rivera en la presentación.

En total, son 110 piezas las que se reparten en la sala en función de su presencia en las calles durante aquellos años. Es decir, que gana la extrema izquierda, aunque no falta el ultraderechista Blas Piñar, con el único cartel que se ha tenido que pedir en préstamo. "A los Benedictinos de Lazkao, que cuentan con uno de los archivos fundamentales sobre la última historia política vasca", aclara Jesús Zubiaga, de la Fundación Sancho el Sabio, que cuenta con un fondo de 25.000 afiches de todo tipo.

Para recopilar este soporte documental, la colaboración desinteresada se vuelve imprescindible, como recuerda Zubiaga: "No hay que olvidar que es un material efímero, aunque se puede decir que el cartel es el documento histórico trascendental de la Transición, así que dependemos de la buena voluntad de la gente, como Luis Ángel Gaintza, que nos abastece de material regularmente".

La selección que han realizado Rivera y De Pablos juega con la sorpresa y el reconocimiento. En el primer caso, se presentan algunos ejemplos manuscritos, como el que llama a las asambleas "contra los juicios farsa a los luchadores", firmado por LKI (sección vasca de la trotskista Liga Comunista Revolucionaria) en 1981, o aportaciones de agrupaciones hoy completamente desconocidas, como la que reivindicaba "una democracia sin monopolios hacia el socialismo", con la rúbrica de "Euskal Komunistak (antes OPI)" (sic).

Y se reconoce la labor gráfica de pintores como Zumeta, Chillida o Ibarrola, además de las aportaciones de estudios de diseño gráfico en que trabajaban militantes del maoísta EMK en los que se juega con los montajes fotográficos, inéditos en aquellos finales años ochenta. También se aprecia la evolución de las distintas organizaciones de la izquierda abertzale. Y sin olvidar la actividad cartelística de movimientos sociales como el antinuclear, el insumiso o los grupos juveniles, verdaderos innovadores en este campo en el que hoy en día se mantienen.

Afiches. Paredes con historia, 1975-1990. Sala de la Fundación Caja Vital; Postas, 13-15. Vitoria. Hasta el 1 de junio. Laborables: de 18.30 a 21.00. Domingos y festivos: de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.30.

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