América precolombina. Arte colonial
EL PAÍS presenta mañana, sábado, por 9,95 euros, el duodécimo volumen de la Historia del Arte
Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XVI, los aztecas en México y los incas en Perú regían poderosos imperios. Los mayas de Centroamérica habían levantado grandes ciudades y desarrollado un sistema de escritura y de cálculo del calendario de una gran complejidad. Siglos antes de la llegada de los españoles, existían en el continente americano áreas pobladas por gran variedad de pueblos indígenas. De las más avanzadas surgieron tres grandes centros de civilización: el de los mayas en Guatemala y Yucatán; el de los aztecas en México; y el de los Incas en el Perú. De esta cultura y su legado trata el duodécimo volumen de la Historia del Arte de EL PAÍS.
Animales y fenómenos de la naturaleza fueron adorados como dioses por una civilización que veían en ellos la representación de sus miedos y temores. La serpiente de cascabel en las culturas precolombinas era un ser sagrado y poderoso. A Tlaloc, el dios de la lluvia, los aztecas le representaban como a un demonio terrorífico con una boca de la que surgían dos serpientes. Magia y religión llegaron a confluir en la representación de signos para expresar, por ejemplo, el poder de un rayo y lograr así conjurar una tormenta.
Quetzalcóatl fue una de las principales divinidades de los pueblos mexicanos precolombinos y, curiosamente, no era un dios fiero, sino un personaje de costumbres austeras y civilizadas, pacífico. Se le representaba habitualmente bajo el aspecto de una serpiente emplumada y a veces como un anciano de piel clara y barba blanca. Tal imaginería fue muy útil a los conquistadores españoles que hicieron creer a los pobladores del Nuevo Mundo que ellos eran seres de origen divino ya que presentaban rasgos parecidos a los de Quetzalcóatl.
Con los olmecas, una cultura avanzada en la región localizada en el golfo de México, surge por primera vez en la América precolombina la gran escultura en piedra y la talla de piedras finas, como el jade o la serpentina. Muchas esculturas olmecas hablan del culto a un ser mítico, el hombre-jaguar. Otras muestran una preocupación por la belleza del cuerpo humano, como la figura del luchador, una de las más famosas piezas de este periodo. Los olmecas fueron pioneros en edificar los primeros centros ceremoniales del México prehispánico, con plazas, escalinatas, pirámides escalonadas y sus canchas para el juego ritual de pelota. Ellos son los primeros en estudiar astronomía, en emplear dos calendarios simultáneos (el solar, de 365 días, y el ritual, de 260) y en desarrollar un sistema de numeración y de escritura. Sobre la cultura olmeca se levantarán posteriormente las grandes culturas clásicas, como la teotihuacana, la zapoteca, la totonaca y la maya.
Los aztecas se establecieron en 1325 en los lagos del valle de México. Transformaron aquellos islotes en una de las más extraordinarias ciudades de la América precolombina. La Piedra del Sol de Tenochtitlán refleja la grandeza de aquella civilización. Tallada en basalto, resume las creencias cosmológicas aztecas. Pesa unas 20 toneladas y mide más de tres metros de diámetro. Se conserva en el Museo Nacional de Antropología de México, referencia imprescindible para conocer este arte.
Extensión
Los mayas se extendieron por Yucatán, Chiapas, Belize, Guatemala, Honduras y El Salvador. Sus observaciones astronómicas fueron asombrosas, y posiblemente descubrieron el número cero, una verdadera revolución en la historia de las matemáticas. Alrededor del año 1000, los toltecas ocuparon enclaves mayas. Ambos pueblos se fusionaron y el dios Quetzalcóatl se convirtió en la Serpiente Emplumada, Kukulcán.
Las primeras huellas culturales precolombinas aparecen en la zona andina hacia el año 10 antes de Cristo; luego, entre los siglos I y VII de nuestra era, surge y se desarrolla la cultura mochica en la larga y angosta franja desértica de la costa norte del Perú. Lo más característico de su expresión artística es la cerámica, considerada como una de las más bellas del mundo. La cultura incaica tiene su origen en la cuenca del lago Titicaca. Machupichu, la más conocida y mejor conservada de las ciudades del Imperio inca, fue descubierta en 1911 por un arqueólogo de la Universidad de Yale.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.