La marca Marbella se resiste
Empresarios inmobiliarios confían en que los escándalos no afecten a las ventas, pero reconocen recelo en los inversores
La campaña publicitaria con la que una conocida sociedad inmobiliaria intenta vender uno de sus "conjuntos residenciales" más exclusivos en Marbella está protagonizada por Julio Iglesias. El cantante, que hace dos décadas contribuyó a convertir el verano marbellí en el epicentro del famoseo, posa ante un panel con el nombre de la empresa y el de la promoción en venta. Y entre ambos, otro texto que pretende servir de reclamo: "PGOU 86". La descripción que ofrece la revista oficial de la inmobiliaria sobre esta promoción de viviendas también especifica que las casas, "de alto nivel", están construidas "conforme al PGOU de 1986", el Plan General de Ordenación Urbana que está vigente después de que la Junta rechazara el que presentó Jesús Gil en 1998.
"Ahora los clientes preguntan si el edificio es nuevo, si tiene licencia, si todo es legal"
La necesidad de aclarar que la promoción en venta es legal denota que el sector inmobiliario ha percibido cierto recelo entre los posibles compradores a raíz de los últimos escándalos urbanísticos. Según los expertos, la caída en el volumen de venta de viviendas es una tendencia general en toda la costa, pero ¿están suponiendo los casos de corrupción urbanística una dificultad añadida para el sector en Marbella?
"Es verdad que antes se compraba más despreocupadamente", advierte Concha Calleja, directora de una agencia inmobiliaria ubicada en el casco antiguo del pueblo. "Antes venían a comprar y si algo les gustaba, no dudaban. Ahora preguntan si el edificio es nuevo, si tiene licencia, si todo es legal... Hacen preguntas que no es habitual hacer". El cambio se ha notado, sobre todo, en los inversores españoles, que antes eran más "confiados". Según Calleja, los compradores británicos, que constituyen uno de los mercados principales del sector en Marbella, siempre han solicitado el asesoramiento de un abogado.
La directora de esta inmobiliaria cree, no obstante, que la marca Marbella no está en peligro. "Esto va a venderse siempre. La gente sigue queriendo venir", asegura. En parecidos términos se expresa Begoña Castillo, gerente del Centro de Iniciativas Turísticas de Marbella (CEIT). "La imagen que se ha visto es la del Ayuntamiento, no la de la ciudad. La ciudad es muchas otras cosas y la gente lo sabe", sostiene.
Castillo, no obstante, reconoce que la situación política y jurídica que vive estos días Mabella no es la mejor para el empresariado local. "Un inversor, ya sea para comprar una casa o para adquirir un terreno, lo que quiere es seguridad jurídica, estabilidad, equilibrio. Y eso ahora no lo hay aquí", afirma. "Eso es justo lo que hay que pedirle a la gestora del Ayuntamiento. Que traiga la tranquilidad e impida que Marbella se paralice económicamente".
Los empresarios y promotores consultados coinciden en que la caída de las ventas de viviendas en Marbella está más vinculada a la coyuntura nacional de este sector que a los escándalos municipales. "El boom llegó hace cuatro años y ese ritmo no se podía mantener. Es normal que baje, ha pasado en toda España", afirma Castillo, quien no obstante, si alude como otras posibles causas de la bajada del negocio al anuncio de la retirada de competencias urbanísticas por parte de la Junta.
"El efecto de la operación Malaya aún no se puede medir, es muy pronto", explica la gerente del CEIT, quien incluso cree que la difusión internacional del caso puede resultar a medio plazo favorable para la imagen de la ciudad. "Marbella ha estado en boca de todo el mundo y ahora la gente percibe que por fin se ha intervenido, que se va a hacer borrón y cuenta nueva. Se abre una nueva etapa".
Las agencias inmobiliarias de Marbella consultadas coinciden en que no han notado ni más ni menos movimiento de compra y venta que antes de que saliera a la luz la trama de corrupción. Los escaparates de las oficinas de ventas siguen plagados de carteles de viviendas en los que el metro cuadrado rara vez baja de los 2.500 euros. Un piso de 80 metros en el casco antiguo, ronda los 275.000 euros. En Puerto Banús, donde las agencias inmobiliarias están especializadas en villas de lujo, abundan los anuncios de casas de cuatro y cinco millones de euros. Y se venden, según aseguran los agentes inmobiliarios.
Lo que sí distingue a Marbella de otros municipios de la Costa del Sol es que apenas hay en venta pisos a estrenar. La suspensión del PGOU de 1998 ha paralizado la actividad constructora. Según los últimos datos del Colegio de Arquitectos de Málaga, en los tres primeros meses de 2006 se han visado 340 viviendas en Marbella, un 38% menos que en el mismo periodo de 2005 (550 viviendas) y muy lejos de las 1.029 de los tres primeros meses de 2004. "La actividad se ha parado al anularse la posibilidad de construir, así que el promotor ha desaparecido o se ha ido a Mijas o a Manilva", apunta Francisco Carreras, del Colegio de Arquitectos. "El bajón general en la provincia viene en parte muy motivado por el bajón de Marbella".
Un portavoz de una promotora inmobiliaria que prefiere no dar su nombre se muestra resignado con la situación. "Está todo parado. Asumimos lo que nos toca vivir", dice. "Cuando algo no está operativo te tienes que ir a lo que sí lo está", afirma este portavoz, quien cree que Marbella sí que está perdiendo mercado frente a otros destinos "que no despierten recelo". "Cuando algo no te da confianza, no lo compras", sostiene.
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