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Canadá comienza la caza de 335.000 focas en el Ártico para vender la piel

El Gobierno defiende que hay superpoblación, y los ecologistas lo califican de matanza

La gran cacería ha comenzado. El sábado por la noche, unos 12.000 cazadores canadienses se lanzaron a la caza de 335.000 focas en el ártico en un maratón que durará 10 días y que les permitirá exportar piel durante meses. El 97% de las focas muere a tiros y un 3% a palos, como manda la tradición. Los ecologistas han lanzado una campaña contra lo que consideran una matanza injustificada, y el Ejecutivo canadiense defiende que la población de focas se ha triplicado desde los años setenta y que desde 1987 está prohibido cazar las focas de pelo blanco.

El hielo del ártico es desde la noche sábado (hora peninsular española) el escenario de una cacería única en el mundo y de una guerra abierta entre ecologistas y cazadores. Entre los bloques de hielo del golfo de San Lorenzo y de la península del Labrador retumbaban ayer los disparos de los cazadores. Este año, el hielo cubre menos superficie de lo normal debido al invierno especialmente benigno que ha pasado el norte de Canadá. La falta de hielo dificulta la caza, según explican los cazadores.

En esta época las focas acuden a la costa helada del golfo de San Lorenzo a alumbrar a sus crías. Cuando los cazadores las abaten, las crías aún no saben nadar y están indefensas. El Gobierno ha autorizado la caza de 325.000 focas a tiros y de 10.000 a golpes en las zonas en las que es tradicional. El Gobierno insiste en que las focas reciben una muerte rápida y nada cruel.

El primer día se produjeron incidentes entre los ecologistas, que siguen los 150 barcos para grabarlos, y algunos de los más de 12.000 cazadores que participan en la gran batida. Uno de ellos tiró el cuerpo de una foca ya despellejada a un barco en el que iban ecologistas y periodistas.

Los argumentos de cada uno son la noche y el día. El Gobierno de Canadá asegura que la caza es sostenible y como prueba aporta que la población de focas en su costa atlántica se ha triplicado desde los años 70. Además, critica a los ecologistas por lo que considera una campaña de difamación. "Siempre muestran las fotos de las focas de pelo blanco, pero la caza de estos ejemplares, que tienen menos de 12 días está prohibida desde 1987", ha afirmado un portavoz.

Los ecologistas afirman que estos argumentos son verdades a medias. "Es cierto que la población ha crecido, pero lo que no dice el Gobierno es que en los años 70 se llegó al mínimo histórico en la población de focas y tampoco que las grandes matanzas de los últimos años están mermando la población", replica Chris Cutter, portavoz del fondo internacional para el bienestar animal (IFAW, en sus siglas en inglés).

Además, afirman que aunque ya no se cacen focas de pelo blanco, que apenas tienen días, el 90% de los animales cazados "tienen menos de tres semanas". "La realidad es que esta matanza focas de semanas sólo se hace para poder vender la piel, que es un producto que nadie necesita salvo como lujo", añade Cutter por teléfono.

Los ecologistas sostienen que los cazadores abaten a las focas, las despellejan aún moribundas y las dejan sobre el hielo. El Gobierno canadiense, en su página web, afirma que esta descripción es sólo "un mito" y sostiene que "a veces las focas pueden parecer que se mueven incluso después de muertas".

Pero el principal argumento a favor de la caza es el económico. El Gobierno asegura que en 2005, la zona recibió el equivalente a 13,7 millones de euros. Este dinero permitió mantener a miles de familias "del remoto este de Canadá" que en los últimos años han perdido poder adquisitivo por la decadencia de la pesca.

Ventas al este de Europa

La piel de las focas es muy apreciada en Rusia y en otros países del este de Europa o en Noruega y Asia. Cada piel se vende por más de 35 euros, el doble que en 2001 y eso que la piel que se caza actualmente no es tan apreciada como la recubierta por el pelo blanco. La grasa y la carne de algunas focas también se aprovecha, aunque en menor medida que las pieles.

Estados Unidos y la Unión Europea tiene prohibido la importación de productos obtenidos de estas focas. La presión de los ecologistas, apoyada en famosos como el ex beatle Paul McCartney, que estos días ha posado con su esposa en Canadá junto a una foca muerta para criticar la cacería. "Estamos absolutamente comprometidos para conseguir que esta sea la última matanza de bebés de foca", declaró sir Paul.

Sin embargo, una encuesta financiada por el Ejecutivo de Canadá en febrero de 2005 sostiene que el 60% de los canadienses apoya la práctica de la caza anual de focas., que se remonta, según el Gobierno, 3.000 años.

Un cazador, antes de dar el golpe de gracia a una foca en el golfo de San Lorenzo, en Canadá, el fin de semana.
Un cazador, antes de dar el golpe de gracia a una foca en el golfo de San Lorenzo, en Canadá, el fin de semana.EFE

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