Mucha Guardia Urbana y pocas botellas
El macrobotellón que se convocó para ayer por la noche en Barcelona acabó concentranado a unas 500 personas y no faltaron altercados. Al cierre de esta edición, hubo al menos dos detenidos, varios heridos y un policía contusionado. Alrededor de medianoche un grupo de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, empezaron a arrojar botellas de cristal y latas a los efectivos de la Guardia Urbana que el Ayuntamiento había desplegado en la Rambla del Raval, donde estaba convocado el encuentro, y quemaron un contenedor.
A pesar del férreo control policial (unos 350 efectivos de la Guardia Urbana y Mossos d'Esquadra), se colaron litronas, latas de cerveza y algunas botellas de licor. La calle de Sant Bartomeu, en uno de los laterales de la rambla, fue uno de los coladeros. Hasta media noche el botellón fue más o menos tranquilo. Hubo alguna bronca a la polícia cuando ésta requisó la bebida y se prodigaron gritos de "viva el botellón" y "una policía, otra diversión". Un hombre de unos 40 años, en estado de embriaguez, se convirtió en el alma de la fiesta. Provocó a los urbanos, quemó su camiseta y hasta se atrevió a bajarse los pantalones y ofrecer algún calvo a los asistentes.
"Oferta: si no tiráis esas dos litronas, os multo", dijo un agente
Cris, un estudiante de 23 años, mezclaba whisky del barato con coca cola "yo siempre hago botellón en Marina o en la Plaza Real y lo seguiré haciendo" aseguró. A medida que transcurria la noche un grupo de jóvenes empezó a lanzar a la policía todo lo que encontraba. La policía se encontró de repente en medio de la rambla recibiendo por los cuatro costados. Sobre las 00,30 empezó a cargar y despejó parcialmente la zona, aunque los jóvenes se reagrupaban por las calles adyacentes. Los Mossos d'Esquadra cargaron contra éstos y empezaron las carreras, rompieron las cristaleras del supermercado de La Sirena, trasladando la bronca hasta la zona de la Plaza dels Àngels, donde se encuentra el Macba.
Los responsables municipales fueron incapaces ayer por la tarde de prever el rumbo y el éxito de la convocatoria, puesto que Barcelona es una ciudad que carece de la cultura botellonera. Sin embargo, están aún recientes los incidentes del pasado verano en las fiestas mayores del barrio de Gràcia, cuando varios jóvenes -la mayoría menores y extranjeros- causaron altercados y se enfrentaron a la policía cada madrugada de las fiestas. Los altercados de Gràcia constituyeron uno de los motivos que aceleraron la redacción de la nueva ordenanza de civismo, en vigor desde enero, que, entre otras cosas, prohíbe el consumo de alcohol en la calle con sanciones de 30 a 1.500 euros.
Movimientos sociales y grupos alternativos enfocaron el macrobotellón de ayer, difundido a través de mensajes de móvil e Internet como una forma de protestar contra la ordenanza municipal. Ningún partido apoyó la concentración. Sin embargo, las juventudes de Esquerra Republicana de Catalunya (JERC) del distrito de Nou Barris se posicionó a favor de la concentración, aunque fue "desautorizada" por la federación de Barcelona de ERC.
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