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Prodi sale airoso del primer debate electoral con Berlusconi

Los sondeos dan ganador por la mínima al candidato de izquierdas

Enric González

A Silvio Berlusconi se le torció el debate televisivo. El presidente del Gobierno italiano, que había exigido un cara a cara con Romano Prodi para reducir su desventaja en los sondeos, no logró inquietar anoche al candidato del centro-izquierda y acabó reconociendo, frustrado, que había sido incapaz de explicarse. Berlusconi se mostró agresivo y se comportó, hasta cierto punto, como si fuera jefe de la oposición. Los primeros sondeos dieron una nota ligeramente más alta al aspirante.

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Il Cavaliere tuvo que renunciar a muchas cosas para poder debatir con Prodi. Consciente de sus cuatro puntos de ventaja en los sondeos, el aspirante del centroizquierda exigió Berlusconi que no celebrara una rueda de prensa televisada de fin de campaña, como tenía previsto, y que aceptara unas normas muy rígidas, con minutajes estrechos y absoluta paridad de condiciones. Berlusconi necesitaba la oportunidad de imponerse a Prodi a la vista del público y encajó las exigencias.

Al final lo lamentó. Con dos minutos para responder a cada pregunta y sin poder dirigirse directamente al ex presidente de la Comisión Europea, el presidente del Gobierno fue incapaz de recurrir a su habitual exuberancia. "No he podido explicar mis ideas y mi programa, lo siento", fueron las últimas palabras que pronunció. Un sondeo de la cadena Sky News indicó que el 38% de los preguntados daba por ganador a Prodi, frente a un 35% que había preferido a Berlusconi. El resto hablaba de empate.

El presidente del Gobierno culpó a los gobiernos del periodo 1996-2001, apoyados por el centroizquierda, del actual desbordamiento del déficit presupuestario y de la recesión. Aseguró que su Gobierno había sido el más eficaz y reformista "en toda la historia de la República" y se presentó como "garante de la libertad" frente a un Prodi al que acusó de ser "sólo una fachada, una tapadera de los comunistas".

Gran parte del diálogo indirecto entre los dos candidatos se refirió al pasado. Uno y otro ajustaron cuentas ya viejas y dedicaron poco tiempo a hablar del futuro. En ese aspecto, Prodi fue un poco más positivo: prometió una gestión conciliadora, basada en el diálogo.

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Fue, hasta cierto punto, un diálogo de sordos. Cada uno habló a su propio electorado, sin cruzar fronteras ideológicas. Prodi se situó a la defensiva cuando Berlusconi insistió en la presencia de comunistas y trotskistas en su candidatura. "Incluso el Wall Street Journal nos considera serios y capaces de desarrollar una gestión fiable", señaló.

Fue un debate a la vez crispado y rígido, encorsetado por las normas pactadas por los equipos de ambos candidatos, quienes a su vez tomaron como modelo los debates de las últimas elecciones estadounidenses.

Silvio Berlusconi (izquierda) saluda a Romano Prodi antes de iniciar el debate televisivo de ayer.
Silvio Berlusconi (izquierda) saluda a Romano Prodi antes de iniciar el debate televisivo de ayer.EFE

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