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Reportaje:Fútbol y tráfico de mujeres

Cuando un solo caso ya es demasiado

El Mundial es para muchos la plataforma idónea para concienciar a la opinión pública sobre la prostitución obligada

Organizaciones humanitarias, la Federación Alemana de Fútbol (DFB), sindicatos policiales, diversos grupos feministas y asociaciones de prostitutas tratan de utilizar la plataforma publicitaria que proporciona la fase final del Mundial de fútbol para lanzar una campaña contra la lacra de la prostitución obligada y la trata de blancas.

Henny Engels es la directora ejecutiva del Consejo Nacional de Mujeres en Alemania, que da techo a 55 organizaciones que se ocupan de la mujer, desde asociaciones religiosas a las sindicales o feministas. En su despacho de Berlín, Engels señala que un Mundial es una ocasión excepcional para la campaña contra el tráfico de mujeres, "como en 1978, cuando el Mundial de Argentina sirvió para llamar la atención de la opinión pública sobre la tortura y los crímenes de la dictadura militar".

Se apela a los clientes a que estén atentos a posibles casos de explotación sexual

Desde 2002, la prostitución está legalizada en Alemania. Los burdeles funcionan amparados por la ley. Las prostitutas cobran por sus servicios y pagan seguros sociales, por lo general de forma privada, y hacen la declaración de la renta como trabajadoras autónomas. El número de prostitutas en Alemania se estima en unas 400.000, con una media diaria estimada de 1,2 millones de prestaciones sexuales pagadas por sus clientes. Se supone que muchas de esas 400.000 prostitutas se encuentran en situación irregular. Konrad Freiberg, presidente del Sindicato de la Policía, estima que "la mitad procede de Europa del Este". Relata Freiberg: "En esos países se les promete un trabajo lucrativo en el rico Occidente, por ejemplo en una discoteca. Antes del viaje se las somete con malos tratos y violaciones. En el país de llegada se les quitan los papeles y se las lleva de forma brutal a burdeles para ejercer la prostitución".

No comparten este punto de vista las profesionales, al menos las alemanas. Karolina Leppert ejerce su trabajo desde hace 10 años en un modesto piso viejo cerca del centro de Berlín Este. En los pasillos cuelgan látigos y en las paredes pinturas con escenas de sexo sadomasoquista. "Yo trabajo de ama", describe. También preside desde hace tres años una Asociación Federal de Prestación de Servicios Sexuales, con 80 prostitutas afiliadas. Lleva la contabilidad y rinde cuentas al fisco. Sobre las 40.000 meretrices obligadas con destino al Mundial de las que se habla en algunos foros se muestra escéptica: "Es un invento. Lo hemos investigado. El año pasado un periódico de Bremen lo escribió sin más. Se dijo que 40.000 vendrían al Mundial y de ahí se pasó a 40.000 obligadas y corrió la bola".

Sobre la prostitución obligada también expresa sus dudas la Asociación Doña Carmen, fundada en 1998 en Francfort para defender los "derechos sociales y políticos de las mujeres que trabajan en la prostitución, en especial los de las prostitutas extranjeras". Doña Carmen invitó a visitar los burdeles de Francfort a los directivos de la Federación Sueca de Fútbol, donde está prohibida la prostitución. Los suecos declinaron la invitación y Doña Carmen lo lamentó, quería mostrar la buena calidad del servicio y las condiciones higiénicas de los burdeles. En un documento sobre las redadas policiales, Doña Carmen expone: "Según la experiencia en el trato con prostitutas extranjeras, la mayoría viene por su voluntad y sin engaños sobre el motivo de su estancia".

Leppert asiente: "La policía de la LKA

[la policía criminal de Berlín] puede confirmar que hay pocos casos de mujeres obligadas a la prostitución. Los hay en Europa del Este. Una mujer allí no sabe que puede trabajar legal en Alemania. No puede ir a las autoridades o a la embajada alemana. Para venir tiene que dirigirse a un contrabandista de personas, no conoce los caminos oficiales. Estos casos son los menos. Claro que uno ya es demasiado".

El último informe de la BKA sobre tráfico humano en 2004 registró 972 víctimas, de las que 227, casi un 30%, llegaron engañadas sobre el objeto del viaje. A casi un 52%, 393 mujeres, las reclutaron en presuntas agencias artísticas o anuncios en la prensa. En 90 casos se empleó violencia y 157 estaban de acuerdo en ejercer la prostitución. La directora del Consejo Nacional de la Mujer, Henny Engels, opina que los 972 casos registrados "son sólo la punta del iceberg" y repite: "Uno sólo ya sería demasiado".

Por su parte, el portavoz del Ministerio federal del Interior, Stefan Kaller, declaró que el Gobierno alemán actuará "con todos los medios en cooperación con los Estados federados y el Comité Organizador para reducir al mínimo ese repugnante sector de la criminalidad y no sólo en relación con el Mundial".

Engels explica que dirigirán una campaña orientada hacia los clientes de las prostitutas para detectar si son obligadas: "Los clientes no saben si son obligadas, pero hay indicios: que ella lo diga, manifieste miedo, preste todos los servicios exigidos sin rechistar, por ejemplo trabajar sin condón". "Se apela a los clientes a que mantengan los ojos abiertos", pide. "Pueden llamar a las oficinas de asesoramiento o a las líneas calientes que habrá durante el Mundial o al teléfono de emergencias. Las denuncias se pueden hacer de forma anónima por teléfono o Internet".

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