Los 'paras' buscan el voto en Colombia
Los combatientes ultraderechistas tratan de sentar en el Congreso a políticos afines, mientras las FARC siembran el terror
Existe un elevado riesgo de que la presión de los paramilitares y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) altere el resultado de las elecciones en más de cien municipios, según señala un estudio de Arco Iris, empresa formada por ex guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) reintegrados desde hace tiempo a la vida política. El domingo no sólo se elige un nuevo Congreso, sino que los electores podrán escoger también a los candidatos a la presidencia del Partido Liberal y de la izquierda democrática.
Los paramilitares han invertido millones de pesos en agresivas campañas publicitarias en 11 de los 32 departamentos. Su objetivo es sentar en ambas cámaras (la de Representantes y el Senado) al mayor número posible de aliados. Organizaciones políticas de dudosa procedencia, surgidas durante los años de bonanza paramilitar entre 1999 y 2002, están de nuevo en campaña. Hace cuatro años tuvieron una gran influencia en unas elecciones atípicas, con candidatos únicos y votaciones con más del 99% de las papeletas para una sola persona. Arco Iris identifica a 29 congresistas de un total de los 274 que componen el Congreso (172 representantes y 102 senadores) que deben sus escaños a los pactos de los paras con los políticos tradicionales o que fueron candidatos nuevos impulsados por esta organización armada acusada de numerosas atrocidades.
Los paramilitares han invertido millones de pesos en agresivas campañas publicitarias
Entrevista digital con el viceministro del Interior de Colombia |
"Estoy muy preocupada", aseguró a este periódico la ex ministra Cecilia López, cabeza de lista al Senado del Partido Liberal. Su formación exige al presidente, Álvaro Uribe, transparencia en las siete listas que apoyan su reelección y eliminar de ellas a los sospechosos de paramilitarismo. Nueve candidatos ya han sido expulsados por este motivo, uno de ellos del Partido Liberal, pero los afectados ya se acomodaron en otros movimientos. Esa purga, además, no afectó a todos los denunciados.
Se cree que los paramilitares tendrán una mayor influencia en la Cámara de Representantes, a la que se accede por votación regional. Uno de los que pueden lograr más apoyos en las urnas es Héctor Julio Alfonso López, hijo de Enilce López, La Gata, acusada desde hace años de estar muy próxima a los paramilitares y que ahora se halla presa por lavado de dinero.
La fiscalía investiga si esta mujer, que se mueve protegida por un ejército de 180 guardaespaldas, repartió millones de pesos para obtener el aval del Partido Conservador -que está en la coalición que apoya la reelección de Uribe- en favor de su hijo. Alfonso fue uno de los nueve expulsados, aunque no tardó en encontrar acomodo en otra lista, Apertura Liberal, una de esas organizaciones que nacieron durante la expansión paramilitar entre 1999 y 2002.
La guerrilla marxista de las FARC también quiere influir en las elecciones legislativas de mañana, pero sus métodos poco tienen que ver con la publicidad. La suya es la clásica campaña de terror, sin rodeos, y que afecta a varias regiones. Tratan de impedir que la población se acerque a las urnas y hacer creer que la política de seguridad democrática, la gran bandera de Uribe, es un fracaso.
Las FARC han decretado "paros armados" en varias regiones del país. En ellas sólo es posible moverse por carretera en medio de caravanas escoltadas por el Ejército y en algunos casos con acompañamiento de helicópteros artillados. Cuatro de esas caravanas ya han sido atacadas. Nueve civiles han muerto y los heridos superan la decena. Estos ataques han suscitado la condena de Amnistía Internacional. La prohibición de circular es absoluta. Un indígena que viajaba en motocicleta en Arauca, al noreste del país, fue tiroteado. Cuando su esposa fue a recoger el cadáver, corrió con la misma suerte. El Gobierno ha ofrecido pólizas de seguro hasta pasadas las elecciones para cubrir los daños a los vehículos afectados por los ataques de las FARC. Las autoridades han dicho que si fuera necesario acompañarán a cada campesino hasta las urnas y que 200.000 soldados y policías garantizarán la normalidad de las elecciones en estas zonas de presencia guerrillera. No será fácil. En San Vicente del Caguán, una de las poblaciones más afectadas, no hay gasolina ni gas y los alimentos empiezan a acabarse. Por la noche es una población fantasma.
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