El doble triunfo de un invidente

"Sé que ustedes lo ven como un hito histórico, pero para mí es, sobre todo, un hito personal". Héctor Cuesta Calleja, de 30 años, coruñés de nacimiento y guadalajareño de adopción, con cataratas congénitas y ceguera total desde los 14 años, se convirtió ayer en el primer letrado invidente del Ayuntamiento de Madrid y de toda la Administración pública, según la ONCE. Con una mano sobre la Constitución y otra sobre el juramento escrito en braille, tomó posesión del cargo junto a otros 11 abogados en un acto solemne en la Casa de la Villa. "Toda la ciudad de Madrid se siente orgullosa", le dijo el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón.

La vida de opositor de Héctor Cuesta ha sido "dura, como la de cualquier opositor". Pero con dificultades añadidas. Desde que hace siete años comenzó a preparar los exámenes a abogado del Estado, después los de la Comunidad de Madrid y por último los del Ayuntamiento, ha tenido que memorizar más de 7.000 folios y 805 temas de Derecho. Sin poder leerlos, subrayarlos ni repasarlos en papel.

Héctor Cuesta memorizó durante años más de 7.000 folios de apuntes sin poder leerlos en papel

"Traducir todo eso a braille era imposible, ¡tendría que haberme ido yo de casa para meter tanto folio! Así que esto es lo que hacía: en cuanto nos daban los temas me iba a casa, los escaneaba y los introducía en un programa informático que, con un sintetizador de voz, va leyendo lo que aparece en pantalla", cuenta.

Así, con los ojos cerrados, escuchando la voz mecánica del ordenador y repitiéndola después mentalmente en su cabeza, Héctor Cuesta memorizó los 315 temas de la oposición a letrado municipal y, previamente, los 490 de la abogacía del Estado. Durante los últimos cinco meses estudió 12 horas al día y siete días a la semana. "Puede parecer muy complicado, pero llevo 20 años estudiando de esa manera. Y ahora, con el sintetizador de voz, es mucho más fácil. ¡Cuando cursaba la carrera, en Alcalá, tenían que grabarme todos los temas en cintas!".

El 7% de las plazas en las oposiciones del Ayuntamiento está reservado para personas con alguna discapacidad. Pero Héctor Cuesta no quiso hacer uso de esa cuota. "No creo en los cupos. Lo que yo le exijo a la Administración es que ponga los medios para que pueda concursar en igualdad de condiciones. Por ejemplo, el ordenador con el que realicé los exámenes escritos tenía sintetizador de voz. Pero, aparte de eso, estoy convencido de que yo tengo la misma capacidad intelectual, sea ésta mucha, poca o regular, que cualquier otro. Y por tanto debo pasar las mismas pruebas que pasan los demás".

Concursando en ese plano de igualdad con sus compañeros, Cuesta obtuvo el segundo puesto en la oposición -a la que se presentaron 105 aspirantes para 12 puestos-, con una nota de 26,70 sobre 30. Sara Emma Aranda Plaza, que quedó en primer puesto, le acompañó ayer tomándolo del brazo desde la primera silla de butacas hasta el estrado, en el patio de Cristales del Ayuntamiento, para que jurase su cargo. Entre el público de familiares, funcionarios y concejales, que aplaudieron a rabiar cada intervención, escuchaba con una sonrisa de satisfacción Miguel Carballeda, presidente de la ONCE.

"Ha sido muy emotivo. Para todos nosotros significa un cambio de vida: de estudiantes a trabajadores. Éste es mi primer empleo, y yo siempre quise trabajar en la Administración pública", afirma Héctor Cuesta. Él no conoció a ningún otro estudiante invidente en sus años de facultad, pero sí sabe de un colega que prepara oposiciones a abogado del Estado y que tampoco ve. "Le mando muchos ánimos. Que yo haya sido el primero es un hecho circunstancial, pero puede ayudar. Si ven que algunos lo logramos, otros lo intentarán. Después, conseguirlo es cuestión de estudio".