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Un jurado de EE UU decide si condena a muerte al único procesado por el 11-S

Zacarias Moussaoui, el supuesto piloto número 20, se declaró culpable hace 10 meses

Zacarias Moussaoui, detenido en agosto de 2001 y único procesado en Estados Unidos por los atentados del 11-S contra Nueva York y Washington, comparece desde ayer ante el tribunal que deberá decidir si es condenado a muerte por su participación en la trama. De lo contrario, cumplirá cadena perpetua. El francés de origen marroquí iba a ser, según la acusación, el piloto número 20 de los secuestradores de aviones. El proceso para la sentencia puede arrojar luz sobre un importante asunto: ¿qué sabían los servicios de seguridad estadounidenses antes del 11-S?

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El jurado no tiene que determinar la culpabilidad de Moussaoui, de 37 años, porque él mismo se declaró culpable en abril de 2005 -su juicio, interrumpido en varias ocasiones, empezó en octubre de 2002- de seis acusaciones: en resumen, reconoció formar parte de una conspiración de Al Qaeda para pilotar aviones y dirigirlos contra edificios, pero aseguró que su misión era posterior al 11-S y que no era el vigésimo piloto ni un comando de repuesto.

El proceso de selección del jurado concluyó ayer, en medio de estrictas medidas de seguridad, en Alexandria, cerca de Washington, en donde se celebra el juicio. Los medios de comunicación tienen limitado el acceso y la identidad de los miembros del jurado se mantendrá anónima; tampoco se sabrá si son titulares o suplentes hasta el final del juicio. Parte de las pruebas que van a salir a relucir son documentos clasificados.

Moussaoui, que se hizo "siervo de Alá", según sus palabras, en una mezquita de Londres, conectó con Khaled Sheik Mohamed -al que se le atribuye la organización del 11-S- en Malaisia. Según la comisión que investigó los atentados, viajó a Oklahoma, donde recibió lecciones de vuelo, pero no logró aprobar el examen. Tras recibir 14.000 dólares enviados por Ramzi Binalshibh, miembro de la célula de Hamburgo de Al Qaeda, se trasladó a Minnesota y allí se entrenó en un simulador de un Boeing 747. Fue detenido, en agosto de 2001, después de que un instructor de vuelo avisara al FBI de su comportamiento sospechoso. La agente Coleen Rowley pidió permiso para acceder a su ordenador y registrar sus pertenencias, pero fue denegado. Todo quedó claro cuando era ya demasiado tarde, tras el 11-S.

Los fiscales tratarán de demostrar que cuando Moussaoui fue interrogado mintió y no reveló nada de la preparación de los atentados que pudiera haberlos evitado. Por eso, arguyen, debería ser ejecutado, aunque en el momento de los ataques estuviera en prisión. La cuestión será importante si revela algo que no se sepa aún sobre el conocimiento que el FBI -y, por extensión, el Gobierno de EE UU- tenía del 11-S. La juez Leonie Brinkema, que se encarga del proceso, cree que es "clave en este juicio de pena de muerte" despejar la incógnita de lo que sabía la Administración "sobre los miembros de Al Qaeda" y sobre "las relaciones concretas entre esos miembros y los secuestradores".

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La defensa de oficio sostiene que Moussaoui no conocía de antemano los planes de los 19 secuestradores. Ayer, uno de sus abogados argumentó que ejecutar a su defendido le convertiría en un mártir. "Por favor, no le hagan un héroe. No se lo merece", dijo Edward MacMahon al comienzo del juicio. Los letrados creen que "se presentarán pruebas importantes de que el Gobierno sabía más sobre los planes de Al Qaeda de atentar en EE UU de lo que sabía Moussaoui", y que "no hay pruebas de que él conociera a los secuestradores personalmente ni que supiera que estaban en EE UU".

Contra la Casa Blanca

La declaración de culpabilidad del acusado especificó que formaba parte de Al Qaeda y que no formaba parte del comando que secuestró los aviones, pero que sí se había comprometido con la organización terrorista "a utilizar aviones como si fueran armas", por lo que se estaba preparando para "pilotar un 747 y estrellarlo contra la Casa Blanca".

El acusado, que renunció en el pasado a la defensa porque dijo que quería encargarse él mismo, volvió ayer a comunicárselo a la juez, que fue inflexible: "Ya hubo una decisión sobre ese asunto". En la hora y media que duró el nombramiento final del jurado, Moussaoui no abrió la boca, a diferencia de lo que hizo la semana pasada, cuando comenzó la selección e interrumpió con gritos que reivindicaban su militancia en Al Qaeda. La juez le amenazó con seguir el proceso por televisión si no se controlaba.

El proceso, retrasado en varias ocasiones porque Moussaoui quería utilizar declaraciones de otros detenidos de Al Qaeda que le exculpaban, podría durar de uno a tres meses. Las sesiones serán seguidas por víctimas de los atentados del 11-S y familiares de los fallecidos a través de televisión por circuito cerrado en recintos judiciales de media docena de ciudades en EE UU.

Aicha el Wafi, la madre de Moussaoui, con una foto de su hijo ayer frente al juzgado.
Aicha el Wafi, la madre de Moussaoui, con una foto de su hijo ayer frente al juzgado.ASSOCIATED PRESS
Aicha, la madre de Moussaoui, con un retrato de su hijo, en 2001.
Aicha, la madre de Moussaoui, con un retrato de su hijo, en 2001.AP

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