El CSIC y los jóvenes investigadores
2.500 investigadores se han incorporado a las instituciones científicas españolas desde 2001, cuando se puso en marcha el Programa Ramón y Cajal
El Programa Ramón y Cajal supuso una mejora en la carrera investigadora existente en España. Desde su creación en el año 2001, ha permitido la incorporación al sistema español de ciencia y tecnología de 2.500 investigadores. Asimismo, ha generado la puesta en marcha de otros programas afines, gestionados por administraciones autonómicas. Todos ellos se basan en un proceso de evaluación y selección competitivo de características similares a los de los países que lideran la investigación científica y el desarrollo tecnológico.
Por sus características, estos programas permiten la contratación de larga duración de investigadores en condiciones que no podían ser contempladas antes de su creación. Están dotados de un salario competitivo, equivalente al de un Profesor Titular de Universidad o un Científico Titular del CSIC, escalas habituales de acceso a las plantillas de estas instituciones. La duración del contrato, de cinco años con los beneficios y coberturas de cualquier trabajador, permite una planificación de la actividad investigadora a medio plazo, disponiendo para ello de oportunidades para realizar proyectos científicos que son similares a las del personal en plantilla.
Incrementar el número de investigadores del sector privado debería ser objetivo de todos
La actividad investigadora suele estar sujeta a la evaluación continuada y a la planificación estratégica. Solo así adquiere su auténtico sentido como vehículo para avanzar en el conocimiento y servir con ello al desarrollo de nuestra sociedad. En este contexto, el CSIC está culminando la elaboración de un Plan de Actuación para los próximos cuatro años, que ha sido examinado por 22 comisiones internacionales, propuestas por la European Science Foundation (ESF) y la European Molecular Biology Organization (EMBO) y que ha permitido la evaluación externa e internacional de cada uno de los 116 Institutos que constituyen el Organismo. El compromiso de la institución por alcanzar las más altas cotas de calidad en su actividad investigadora ha conducido a este Plan que servirá de punto de partida para comenzar su andadura como Agencia Estatal en los próximos meses. Así, si la institución ya era exigente consigo misma, lo será aún más en el nuevo marco, en el que el cumplimiento de los objetivos fijados en el Plan será evaluado continuamente.
En este nuevo escenario, el CSIC está apostando por consolidarse como un Organismo de investigación de referencia a nivel mundial y sólo podrá alcanzar este objetivo si cuenta con los recursos humanos más competitivos. Por ello debe avanzar en la mejora de sus procesos de selección de personal, a fin de asegurar la incorporación de los investigadores más competitivos, a los que, además, debe ofrecerles una carrera científica atractiva.
Esta exigencia ha permitido ya la incorporación al CSIC de un importante número de excelentes científicos en los últimos años. Ello, unido al esfuerzo del actual Gobierno para fomentar la investigación científica y el desarrollo tecnológico está permitiendo que ingresen en nuestro sistema de I+D más del doble de los investigadores que lo hicieron en los dos últimos años del anterior Gobierno. Así, el pasado viernes día 10, aprobaba el Consejo de Ministros la Oferta de Empleo Público (OEP) para 2006. Están incluidas en ella las 359 nuevas plazas asignadas al Consejo Superior de Investigaciones Científicas que, unidas a las de promoción interna alcanzarán este año la cifra total de 570. Se trata del incremento de plantilla más alto de toda la historia del CSIC. Esta generosa OEP permite incorporar de forma estable al sistema de I+D a los investigadores más competitivos del Programa Ramón y Cajal y de otros similares.
El CSIC está cumpliendo con este objetivo y no hacerlo así sería cercenar el futuro de la institución y del desarrollo de la I+D española. Desde la puesta en marcha del programa Ramón y Cajal en 2001, 635 investigadores han escogido los centros e institutos del CSIC como el destino más adecuado para llevar a cabo su labor investigadora en España. Esta cifra supone que el CSIC atrae el 25 % del total de contratos del programa, lo que compara muy favorablemente con el tamaño de su personal investigador, que sólo representa un 6 % del total nacional. La oferta de plazas del CSIC en estos últimos años ha permitido que 278 de ellos sean ya personal funcionario de sus escalas científicas de los cuales, 48 contratados Ramón y Cajal provienen de otras instituciones, lo que ilustra la transparencia del proceso de selección. De las 350 plazas de científico titular ofertadas por el CSIC en el cuatrienio 2002-2005, 278 se cubrieron con investigadores procedentes del Programa Ramón y Cajal. Estas cifras de incorporación son las más altas a nivel nacional, tanto en valores absolutos como relativos, y confirman la apuesta del CSIC por la calidad de sus investigadores y su firme apoyo a los investigadores jóvenes, con la convicción de que representan el futuro de la institución.
En el año 2006 el CSIC ofertará 200 nuevas plazas de Científico Titular. Con ello se reafirma el compromiso del Gobierno con la I+D y, en particular, con el CSIC como su mayor organismo ejecutor de su política científica. Dada la preparación de los contratados por el Programa Ramón y Cajal y sus afines, y los altos niveles de exigencia en los procesos de selección, es de esperar que esta nueva oferta sirva, como las anteriores, para que muchos de ellos se incorporen de manera definitiva al CSIC.
El CSIC, sin embargo, no contempla la incorporación de contratados por estos programas a sus escalas científicas por vías que no incluyan la evaluación rigurosa e individualizada de las trayectorias científicas de los candidatos. La trayectoria y reputación científica del CSIC se basa en una competencia libre y abierta de las plazas que ofrece. En este momento, en los centros e institutos del CSIC desarrollan su labor 55 investigadores Ramón y Cajal de la primera convocatoria del Programa, año 2001, cuyos contratos finalizarán a partir de noviembre de 2006 y a lo largo de 2007. Muchos de ellos podrán, sin duda, optar a las nuevas plazas que convocará el CSIC y, por supuesto, a aquellas que, entre tanto, convoquen las Universidades otros OPIs y el sector privado. Independientemente de este proceso futuro, conviene resaltar que todos los investigadores con contrato de la convocatoria 2001 en vigor, sin excepción, se han presentado una o más veces a un concurso-oposición de Científico Titular del CSIC. Las plazas ofertadas fueron adjudicadas a candidatos que, siendo o no contratados por el Programa Ramón y Cajal o sus afines, o proviniendo de otras instituciones, presentaron los méritos más adecuados y de mayor calidad a consideración del tribunal encargado de juzgar la plaza, tribunal compuesto por especialistas del CSIC y de otras instituciones. Estas actuaciones vienen a refrendar el compromiso de la institución por la excelencia científica y su renuncia a la endogamia, que es considerada un lastre tradicional de la ciencia española.
No se trata sólo de que hay que ser muy selectivos y elegir, en consecuencia, a los más competitivos, sino también de constatar que la construcción de un adecuado sistema de investigación científica debe hacerse de manera gradual y sostenida, evitando crecimientos espasmódicos, seguidos de estancamientos prolongados. En este sentido, la voluntad de incrementar y rejuvenecer las plantillas del CSIC, nos han llevado, también, a aumentar un 65% la oferta de la modalidad de contrato llamada I3P en los años 2005 y 2006, a duplicar la oferta de becas para los estudiantes en el ultimo año de la carrera universitaria, además de mejorar sustancialmente su percepción económica.
Desde que se aprobó la Ley de la ciencia, hace ahora veinte años, el número de investigadores del sistema nacional de I+D, en equivalencia a jornada completa, pasó de 24.500 a 101.000, pero de esos trabajan en el sector privado sólo el 37%, lo que resulta ser uno de los porcentajes más bajos de los países de la OCDE. Incrementar ese porcentaje, aumentando el número de investigadores del sector productivo, debería ser también un objetivo de todos.
En situaciones como las actuales, se suele poner de modelo en investigación el llamado "tenure track" que predomina en Estados Unidos, en el que se puede conseguir el derecho a la permanencia en el empleo ("tenure") tras un periodo de prueba de varios años, pero quizá se oculta, que sólo una parte de los empleos de I+D son "tenured" y que no todos los que entran por el "track" acaban alcanzando la deseada permanencia en esa institución. Algunos se desplazan a otras instituciones o al sector privado. En materia de investigación existen pocas creencias comúnmente compartidas pero, pocas pueden conseguir mayor consenso internacional que la necesidad de seleccionar a los mejores, de refinar el sistema de revisión por pares, de evaluar científicamente a personas, centros y publicaciones. En el CSIC procuramos aplicar estos principios.
Carlos Martínez Alonso es presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
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