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La policía española detiene a un testigo clave en el proceso de Milosevic, acusado de asesinato

Guillermo Altares

Un hombre que puede implicar a Slobodan Milosevic en varios asesinatos y que el Tribunal de La Haya considera un testigo clave en el juicio contra el ex dictador serbio fue detenido este fin de semana en el aeropuerto de Madrid Barajas por la policía española. Veselin Vukotic, de 47 años, está acusado del asesinato en Bruselas en 1990 de Enver Hadri, un defensor de los derechos humanos en la antigua Yugoslavia, y de otros dos homicidios en Serbia. Fuentes policiales le consideran "un auténtico mafioso".

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska envió ayer a prisión a Vukotic, mientras se tramita su extradición. Este montenegrino, que negó todos los cargos en su primera comparecencia ante el magistrado, es reclamado por las autoridades de Bélgica y Serbia.

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La policía española descubrió hace unos meses que la familia de Vukotic residía en Barcelona y que éste visitaba de vez en cuando la ciudad. Fue detenido en la Terminal 4 cuando regresaba junto a su mujer y sus dos hijas de París. Llevaba un pasaporte croata -"el documento era auténtico, la identidad falsa", según la policía-. Fuentes de la investigación señalaron que "un hombre que lleva 16 años y un día de prófugo es muy precavido y frío". Está implicado directamente en tres asesinatos, pero la policía está segura de que, una vez que su fotografía actual llegue a Interpol, su nombre puede aparecer en más sumarios judiciales. Durante su larga fuga, Vukotic mantuvo en todo momento un "alto nivel de vida".

Las autoridades belgas reclaman a Vukotic por el asesinato, el 25 de febrero de 1990 en Bruselas, del albanés de Kosovo Enver Hadri, un personaje clave de la oposición democrática a Milosevic en los años ochenta. Tres individuos acribillaron a Hadri con una pistola con silenciador cuando su coche se encontraba detenido en un semáforo.

Dos de los autores directos del crimen fueron, a su vez, asesinados. La policía belga cree que el tercer pistolero es el propio Vukotic. Serbia y Montenegro le reclama por haber asesinado, en 1990 y en 1997, a dos hombres tras peleas en discotecas.

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El activista albano-kosovar portaba en el momento de su muerte documentos que implicaban a Milosevic en varios asesinatos y por eso el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) con sede en La Haya considera esencial su testimonio.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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