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Reportaje:Mozart | El País

Violines, voces y trompas

Por 2,95 euros, EL PAÍS ofrece el lunes conciertos para violín; el martes, grandes voces, y el miércoles, música de viento

Se podría pensar que la selección de obras mozartianas que acompañan los ejemplares del lunes, martes y miércoles próximos de EL PAÍS es, en sí misma, una muestra representativa de los estilos, colores y formas musicales del genio salzburgués. Una "minicolec-ción", por una parte, y una invitación de última hora para rezagados que aún están a tiempo de completar lo que les falta de la colección o de reengancharse a la totalidad de este viaje musical con Mozart de compañero y guía. Esta semana se cuenta con tres asistentes en las introducciones que, cada uno en su estilo, dan pistas sustanciales para gozar más y mejor del paisaje del camino.

El quinto, y último de los conciertos para violín es, en palabras de Roberto Andrade, "el más personal, atractivo y perfecto de la serie". Compuesto en Salzburgo cuando el autor tenía 19 años, lleva por sobrenombre Türkisch y, en efecto, los aires turcos y zíngaros aparecen cuando uno menos se lo espera. El concierto es de gran originalidad dentro de su vinculación cercana a lo galante y permite un dialogo de igual a igual entre el virtuosismo del violín y el tejido orquestal. Se complementa el volumen del lunes con una sinfonía concertante de indiscutible impacto, la de Violín y viola K364 en mi bemol mayor, un doble concierto que se sitúa, no sin sólidas razones, entre las joyas de la producción mozartiana. Las dos obras son defendidas por el director belga Pierre Bartolomé al frente de la Filarmónica de Lieja y tienen como solista de violín al instrumentista francés Regis Pasquier y de viola a su hermano Bruno Pasquier. Arropadas por el prestigioso sello independiente Naïve, las grabaciones son de 1994.

La propuesta del martes es una fiesta para los aficionados al canto. Se trata de un recital imaginario que se salta las barreras del tiempo, posibilitando la convivencia de grandes voces que se acercan a Mozart respetando esa mezcla de "equilibrio, contención, elegancia y cuadratura", a que hace referencia Fernando Fraga cuando define el mundo canoro del autor de La flauta mágica, una ópera ideal por otra parte para descubrir a un tenor como Fritz Wunderlich, lo mismo que el aria Mi tradi, de doña Elvira, en Don Giovanni, permite un acercamiento idóneo al fascinante mundo vocal e interpretativo de Sena Jurinac. Dos sopranos de antología y de enorme exquisitez -Victoria de los Ángeles e Irmgard Seefried- tienen también un lugar destacado en este recital mozartiano soñado, en el que no faltan artistas tan inconmensurables como Anna Moffo, Elisabeth Schwarzkopf o Lucia Popp. Se fue con éstas y otras voces señeras perfilando la tradición de interpretación mozartiana que aún permanece en la actualidad con sus continuadores. De Viena, de Salzburgo arrancó fundamentalmente la creación de un estilo, con ramificaciones en los lugares más insólitos. La seducción por la manera de concebir el canto mozartiano se reproduce en esta selección, tan cuidada como representativa de un momento histórico.

Un respiro, se necesita un respiro a estas alturas. Y nada más adecuado que tomárselo con la Harmoniemusik, música para instrumentos de viento, que alcanzó en estos años del último tercio del XVIII su edad de oro, entre otras razones, como apunta Lourdes Morgades, "gracias a la tradición entre la aristocracia y la nobleza de emplear instrumentistas de viento no sólo para tocar en las orquestas, sino también para participar, en formación de banda, en las ceremonias militares, amenizar las comidas y banquetes, tocar en las fiestas al aire libre y otros acontecimientos sociales". La Serenata número 10 en si bemol mayor, K361, gran partita está compuesta para 12 instrumentos de viento y un contrabajo y, con prácticamente todas las papeletas, se puede clasificar como la cumbre mozartiana del género de divertimentos y serenatas de viento. Dura lo suyo -unos 50 minutos- y es, en todos los sentidos, una obra extraordinaria. La música para grupos de viento se vio asimismo enriquecida por las transcripciones que se hicieron para ella de algunas óperas. Para sexteto de dos clarinetes, dos trompas y dos fagotes es la de La flauta mágica incluida en el ejemplar del miércoles al lado de la serenata citada. Un adecuado complemento para cerrar el festín sonoro de esta semana sorprendente.

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