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Sanidad encarga a taxistas el traslado de bolsas de sangre para transfusiones

Un portavoz de la Comunidad afirma que el método puede parecer muy feo, pero es legal

Oriol Güell

Almacenadas en el interior de una nevera de cámping situada en el maletero de un taxi. Así viajan, a solas con el conductor, miles de bolsas o unidades de sangre desde el Centro de Transfusión Regional a varios hospitales dependientes de la Consejería de Sanidad, como el Puerta de Hierro. Los sindicatos UGT y CC OO denuncian que el procedimiento "deja mucho que desear para la seguridad de unos pacientes cuya vida depende de la transfusión". Sanidad admite que el sistema "puede parecer muy feo, pero es seguro y legal". Pese a ello, el Gobierno regional cambiará este sistema de transporte y se lo encargará a una empresa.

"La vida de miles de pacientes depende de la sangre de las transfusiones. Se supone que es fundamental asegurar sus condiciones de almacenamiento y transporte de estos productos", afirma Carmen Hermoso, delegada de UGT en el hospital Puerta de Hierro. "Yo no dudo de los taxistas, que me merecen todo el respeto, pero no creo que ellos deban responsabilizarse de llevar por toda la región las donaciones de sangre y que ésta deba viajar en neveras portátiles dentro del maletero de un coche", añade.El Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, situado en la avenida de la Democracia, en el barrio de Valdebernardo, es el centro neurálgico de la sangre y hemoderivados de uso médico de la región. Los hospitales le envían dos o tres veces al día las donaciones que han obtenido y este centro, tras procesarlas, se las devuelve listas para usar. Junto a la sangre también van derivados como el plasma.

"Lo que ocurre es que Sanidad no tiene un sistema unificado de transporte de la sangre y cada hospital hace lo que quiere o puede", explica Juan Manuel Gómez, presidente del comité de empresa del Centro de Transfusión. "Hay hospitales que lo mandan con un conductor propio. Otros usan el taxi, pero es un trabajador del hospital el que lleva la nevera. Y otros, o depende del día, es el propio taxista el que recoge la sangre en el hospital y la trae aquí, o viceversa", sigue Gómez.

Éste coincide con Hermoso en que "parece un sistema muy poco adecuado para transportar un material tan sensible y delicado como es la sangre y sus productos derivados". Los dos también dudan de que encargar a los taxistas el transporte de la sangre cumpla la normativa vigente.

Lydia Blanc Peris, directora gerente del Centro de Transfusión, admite que "es cierto que puede parecer un sistema muy feo, pero la verdad es que es práctico, seguro y legal". La normativa vigente -el Real Decreto 1088/2005, de 16 de septiembre- establece en su artículo 14 que "el transporte de sangre y sus componentes en cualquiera de las fases de la cadena transfusional deberá realizarse en condiciones que preserven la integridad y propiedades del producto".

Este mismo artículo añade que serán "los centros de transfusión los que velarán" para que se cumplan las condiciones que deben ser respetadas: mantener la sangre entre 1 y 10 grados centígrados y sus hemoderivados, congelados.

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"Las neveras isotermas, con hielo y otros productos refrigerantes en su interior, mantienen estas condiciones durante los transportes en el interior de la región", asegura Blanco. "Además, en caso de no hacerlo, la sangre sería desechada, algo que no ocurre nunca".

Termómetro

Blanco explica que en el interior de las neveras es introducido un termómetro que permite controlar si se supera la temperatura máxima en el lugar de destino de la sangre.

Los sindicatos no quieren alarmar a la población ni poner en duda la versión de Sanidad. "Si la consejería sostiene que una nevera de ir al cámping o a la playa con cubitos de hielo es suficiente, nos lo creeremos. Pero, en cualquier caso, no creemos que un taxista deba asumir la responsabilidad del transporte de un producto sanitario tan delicado", afirma Gómez.

Al aparcamiento del Centro de Transfusión entran durante todo el día los vehículos que traen y se llevan sangre a los hospitales públicos. Son de todo tipo: coches de la Consejería de Sanidad, ambulancias, taxis, automóviles privados y otros de empresas de mensajería.

El pasado viernes, a primera hora de la tarde, el vehículo privado de un trabajador del hospital Gregorio Marañón llegó al centro con dos neveras cargadas de sangre procedente del hospital Gregorio Marañón. Poco después llegó una ambulancia para devolver las neveras vacías al mismo centro.

Más tarde llegó un taxi procedente del hospital Puerta de Hierro. "Me han llamado por el servicio de radio. Normalmente, se lo encargan al taxi que hay en la parada, pero hoy no había ninguno", explicó el conductor del coche de servicio público. Carmen Hermoso precisó que "el Puerta de Hierro casi siempre transporta la sangre en taxi". "A veces manda un celador con ella, pero si no hay ninguno libre se la dan al taxista", añade.

Los trabajadores del Centro de Transfusión explican que "casi todos los hospitales utilizan taxis algún día para transportar la sangre". "Algunos como La Paz o el Clínico de San Carlos sólo lo hacen de vez en cuando, porque casi siempre usan un conductor propio; pero muchos otros los mandan casi a diario en taxi", denuncian.

Pese a defender la seguridad y legalidad de este sistema de transporte, Sanidad ha decidido abandonarlo. "En unos dos meses se fallará el concurso por el que unificaremos el transporte de sangre. Hemos comprado neveras nuevas, vamos a unificar su imagen y encargaremos el transporte a una empresa que centralice el servicio", explicó un portavoz de la Consejería de Sanidad.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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