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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El precio de la anterior "Paz"

Ahora que todo apunta a un desenlace próximo de la parte violenta del conflicto vasco, -al menos eso afirman numerosas fuentes-el tema de las víctimas, más de ochocientas, adquiere un mayor protagonismo hasta situarse en el centro del debate político. Es este un tema complicado y delicado, al colisionar las razones de oportunidad política con las emocionales de las víctimas, sus familiares y sus allegados.

El único precedente cercano existente en nuestro ámbito es el de la extinción "biológica" del franquismo y su peculiar transición a la democracia tutelada de finales de los años 70 y parte de los 80.

Se habla mucho de la "generosidad" de quienes "renunciamos" a que la justicia se hiciera efectiva sobre los asesinos de nuestros familiares, asesinos perfectamente conocidos en muchos de los casos (falangistas, requetés, etc.,).

Es bueno que los más jóvenes sepan que no fue realmente así: no fuimos generosos de motu propio, sino que se nos obligó a serlo mediante el expeditivo método de amenazarnos con otro baño de sangre (movimiento en los cuarteles, ruido de sables, golpes de estado) si persistíamos en nuestra demanda de justicia.

Tuvimos que tragarnos el odio y además poner buena cara, no sea que los militares y los llamados poderes "fácticos" se acabaran enfadando otra vez.

Ni siquiera hoy somos ayudados a recuperar la memoria histórica y mientras nuestras instituciones colaboran económicamente a la extracción de osarios en Bosnia, Argentina y otros lugares del mundo, aquí siguen floreciendo las amapolas en esos cementerios extraoficiales que fueron las cunetas de la España franquista.

Desenterrarlos es calificado, todavía, como "desestabilizador" en muchas localidades del Estado y se deniegan permisos de excavación alegando peregrinas razones "urbanísticas".

Para nuestros muertos no hubo ni justicia, ni reparación, ni mucho menos arrepentimiento. No hubo cumplimiento, ni parcial ni íntegro de pena alguna, ni excarcelaciones prematuras, ni alejamientos, ni compensaciones económicas.

Se amnistió a los asesinos sin justicia previa y se les agradeció públicamente que nos "permitieran" vivir en libertad tras 40 años de dictadura. Es necesario recordar nuestro pasado reciente, no sea que se nos nuble el entendimiento a la hora de entender las claves del momento actual.

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