El futuro de los filólogos
Soy una joven licenciada en Filología Inglesa y estos últimos días asisto con impotencia al robo de mi futuro. Porque el borrador de las nuevas carreras universitarias me roba el futuro, a mí y a los más de 20.000 alumnos que cada año se matriculan en Filología Inglesa en España.
A nadie parece importarle que los flamantes nuevos licenciados en Lenguas y Literaturas Modernas con mención en "inglés y algo más" serán meros estudiantes de un inglés para los negocios o de un inglés para el turismo, sin equivalente en las universidades del resto del mundo. La demanda de Filología Inglesa en la actualidad es la demanda de un conocimiento filológico, caracterizado, por tanto, en el estudio profundo y riguroso de la lingüística, de la literatura y la cultura anglófonas. Esto no se garantiza en la propuesta que se debate. Más bien se cercena esta enseñanza y se deja al país huérfano de especialistas (y de plazas de profesores de la especialidad), dejando a España en la cola de los estudios lingüísticos.
Que se pueda disfrutar de unos estudios completos de la lengua vasca o latina, y no de la lengua inglesa, la más demandada por los jóvenes españoles, me deja con la profunda e inquietante sospecha de que se pretende acabar con la filología que más alumnos ha "robado" a los estudios clásicos (que ¡oh, sorpresa! se mantienen en dos títulos de grado, Filología Clásica y Lenguas Antiguas), sometiendo esta propuesta a los tejemanejes políticos de las universidades y olvidando el bien de la educación, el nivel de los especialistas españoles y, lo que es más importante, la voluntad de los alumnos expresada durante años en la creciente demanda de la Filología Inglesa. Ingenua de mí. Pensé que éstos eran los criterios que contaban.
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