El Consejo de Seguridad no tomará medidas sobre la crisis
Las grandes potencias, reunidas el lunes por la noche en Londres, se pusieron de acuerdo para informar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre los incumplimientos de Irán en su programa nuclear. Sin embargo, Rusia y China dieron su consentimiento con la condición de que no se tome ninguna medida contra Irán hasta que el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) eleve un informe detallado sobre el contencioso en su reunión del 6 de marzo. En su encuentro de mañana y del viernes, el OIEA se limitará a "informar" al Consejo de Seguridad, sin llegar a "someter a decisión" el caso iraní.
El acuerdo se logró durante una cena que reunió en Londres a los ministros de Exteriores de Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad) y Alemania, además del representante de la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana. El visto bueno de China y Rusia sorprendió a algunos analistas, debido a las reticencias que tenían a llevar a Irán ante el Consejo de Seguridad.
El compromiso se logró tras la renuncia de EE UU a "someter a decisión" (refer, en inglés) del Consejo de Seguridad el informe sobre Irán que votará en su reunión de mañana y el viernes el OIEA. Esta organización se limitará a "informar" a la ONU sobre los incumplimientos. "El hecho de que se informe en lugar de someter el asunto a decisión simplemente quiere decir que el OIEA va a seguir involucrado", precisó ayer el primer ministro británico, Tony Blair, dando así margen a un cambio de actitud de Irán antes de que el Consejo de Seguridad se vea obligado a tomar una decisión.
Doble objetivo
Esta flexibilidad da pie a que se mantenga la presión diplomática sobre Irán. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, declaró ayer que diplomáticos rusos y chinos viajarán próximamente a Teherán para presionar a las autoridades iraníes. Moscú se ha ofrecido a suministrar a Irán las materias primas que necesita para generar energía nuclear, lo que permitiría cumplir el doble objetivo de que el país disponga de la electricidad que dice necesitar y que Occidente se asegure de que lo hace sin acceder a tecnología que le permita fabricar la bomba atómica.
El respaldo de Moscú y Pekín al envío de la cuestión iraní al Consejo de Seguridad supone una presión indirecta para India, que parece indecisa a votar a favor en el consejo de gobierno del OIEA, y podría inclinarse por la abstención. De la firmeza del voto depende el calibre del mensaje de la comunidad internacional a Teherán, que a estas alturas parece contar sólo con el voto favorable de Venezuela.
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