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Rusia reanuda los suministros de gas a Georgia y Armenia

Los dos gasoductos que estaban estropeados debido a sendas bombas que fueron puestas aparentemente por extremistas hace una semana fueron reparados ayer, permitiendo así reanudar los suministros de gas a Georgia y Armenia. La voladura de los gasoductos y el de una línea de alta tensión por la cual Rusia exporta electricidad a Georgia habían convertido la vida de los habitantes de esa pequeña república transcaucásica en una verdadera pesadilla, pues el atentado coincidió con una inusitada ola de frío.

Las autoridades georgianas y en particular el presidente Mijaíl Saakashvili acusaron a Rusia de haber organizado esos supuestos atentados terroristas en los gasoductos con el fin de establecer un bloqueo energético contra Georgia y ponerla "de rodillas". Moscú calificó de "histérica" la reacción de Tbilisi a la voladura de los gasoductos y trató de compensar, al menos en parte, los envíos de gas bombeando más combustible a Azerbaiyán para que ese país lo reenviara a Georgia.

Pero nada consiguió aplacar a los georgianos, cuya situación se vio agravada por un fuerte huracán que puso fuera de servicio el sistema eléctrico de la república, dejando a oscuras a la capital, Tbilisi, y a las principales ciudades del país. El Ayuntamiento de Tbilisi optó finalmente por cortar el suministro de gas a la Embajada rusa, lo que provocó la reacción airada de Moscú y la amenaza de aplicar la misma medida contra la representación diplomática georgiana en la capital rusa.

Pero la reanudación ayer de las exportaciones de Rusia hacia Georgia por los gasoductos reparados distendieron las relaciones entre ambos países y el alcalde de Tbilisi ordenó levantar el bloqueo de la Embajada rusa. El gas desde Rusia comenzó a fluir alrededor del mediodía, y los especialistas consideran que se necesitarán todavía uno o dos días para que Tbilisi comience a recibir el combustible a los mismos niveles que antes de la crisis.

Exportar combustible

No está claro si Georgia concretará el acuerdo a que llegó con Irán para recibir gas a través de Azerbaiyán y compensar así lo que no llegaba desde Rusia. Saakashvili había presentado el acuerdo como un triunfo de su Gobierno y una advertencia a Rusia, que después de ello debía comprender que "Georgia tiene alternativa" para importar combustible desde otros países. El problema es que importar gas desde Irán presenta para Tbilisi problemas políticos y técnicos. Está claro que EE UU no mirará con buenos ojos si Georgia comienza a importar gas desde un país al que Washington acusa de querer desarrollar armas atómicas.

Técnicamente, Tbilisi sólo puede recibir gas iraní a través de Azerbaiyán, por un gasoducto viejo reparado el año pasado, que tiene una capacidad máxima de cuatro millones de metros cúbicos diarios, lo que sólo alcanza para abastecer a la capital y a dos bloques energéticos. Para funcionar normalmente Georgia necesita un mínimo de siete millones diarios.

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