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Reportaje:ESTILO DE VIDA

La sonrisa de la número uno

A los 23 años, Daria Werbowy es la modelo más cotizada del mundo. Tras dos años siendo la más deseada por grandes firmas y revistas, ha confirmado su paso a la galaxia de las 'top models' gracias a un contrato con Lancôme que la ha convertido en la imagen de su perfume Hypnôse.

A los 23 años, Daria Werbowy es la modelo más cotizada del mundo. Tras dos años siendo la más deseada por grandes firmas y revistas, ha confirmado su paso a la galaxia de las 'top models' gracias a un contrato con Lancôme que la ha convertido en la imagen de su perfume Hypnôse.

Ojos transparentes, piernas interminables y una elegancia felina que cautiva en las sesiones de estudio y en el feroz directo de la pasarela. Lo más grande son sus ojos, enmarcados por una cara triangular de dulce minino o pantera peligrosa, según exija la temporada o la campaña. Dicen que se cree hasta los huesos el papel y estilo de cada colección. Se transforma y le encanta. Claro está que primero hacen falta medidas: 86-61-86 muy bien distribuidos a lo largo de sus 181 centímetros de altura. Su físico responde a una belleza actual con un mestizaje especial entre el Este y el Oeste: su Ucrania natal y el Canadá adoptivo, donde vivió desde los tres años.

A los 23 años, Daria Werbowy manda sobre la pasarela. En el número de diciembre de 2004 de la revista W, que le dedicó su portada y un artículo repasando sus cifras de récord en los desfiles de Milán, París y Nueva York, el astuto Karl Lagerfeld dijo que era "la chica del momento. Mucho más que una modelo. Una personalidad y una belleza única". Y como hombre consecuente, Lagerfeld la ha convertido en la mujer Chanel en las dos últimas temporadas. También Tom Ford la eligió para encarnar a su ideal femenino en su campaña de despedida de Gucci (la del otoño de 2004). Aunque fue Miuccia una de las primeras en descubrir su potencial: ha aparecido en tres campañas distintas de Prada. Y es la imagen de su primera fragancia. Yves Saint Laurent, Missoni, David Yurman o Nina Ricci son sólo algunas otras de las etiquetas de prestigio que la han contratado. También Zara se ha rendido a sus encantos por dos temporadas consecutivas.

Sus inicios estuvieron pupilados por los ojos más fashion del panorama internacional: hasta seis fueron las veces que ocupó la portada de Vogue Italia en un año, y hasta 17 los reportajes de moda de Vogue USA que protagonizó en 2004. Pero Daria ha aprendido a volar y su carrera está sellada con contundentes campañas cosméticas. Las más lucrativas. El ya mencionado primer perfume de Prada, y ahora, el lanzamiento estratosférico de Hypnôse para Lancôme. Con él inicia un acuerdo con la todopoderosa firma, que la irá incorporando a distintos productos. Inés Sastre seguirá siendo la principal portavoz, pero muchos comentan que Daria es la candidata ideal para relevarla en un futuro. Marc Dubrule, director mundial de Lancôme, lo tiene claro: "Su belleza contemporánea y distinguida está en perfecta armonía con la nueva imagen de la marca. Daria es infinitamente moderna y expresiva… Una persona radiante y generosa que personifica la emoción". Y que tiene la agenda completa para varios años. Dará la vuelta al mundo más de una vez.

¿Cómo empezó? Entré en contacto con el mundo de la moda de manos del mejor amigo de mi madre, cuando vivía en Canadá. Tenía 14 años y todavía estaba en el instituto. Pero entonces sucedió lo del 11 de septiembre, y no eran muy buenos momentos. Lo dejé durante un año y luego volví.

Cursó estudios de arte… Sí, cuando acabé el instituto fui a una escuela de arte con diferentes materias: audiovisual, baile, pintura, música. Me gradué a los 17 años, tras cuatro años de estudios. Ahora, como vivo en Nueva York, lo he vuelto a retomar.

¿De todas las disciplinas, cuál prefiere? Actualmente me dedico a la pintura realista, copiando del natural.

¿Qué es para usted la belleza? Una persona bella es aquella que tiene una personalidad fuerte; puede tener un físico bonito, pero sobre todo es alguien que irradia confianza, simpatía y mucha seguridad. Una persona única.

¿De dónde se siente? Me siento apátrida [risas]. En serio, valoro mucho la mezcla genética que tengo porque me da un carácter entre Europa oriental y el mundo occidental. Mis abuelos son de Ucrania. Yo creo que el trasfondo ucranio de mis abuelos me aporta un matiz muy especial.

¿Qué significa ser la nueva 'top'? Es un honor que alguien diga esto, todavía no me acostumbro. Y me da la oportunidad de dar mis opiniones y mis puntos de vista. Estoy disfrutando mucho de este momento, de los viajes, del hecho de conocer otras culturas… En estos últimos tres años he aprendido muchas más cosas que las que pueda haber aprendido en la Universidad.

De los halagos y las críticas que ha recibido, ¿con cuál se queda? Es curioso el hecho de que alguien pueda escribir sobre mí sólo por una foto, sin conocerme. El mundo de la moda hace que exista esa zona gris, una cosa es que conozcan tu imagen, otra es la persona. Lo más bonito que me han dicho es que soy una persona que tengo los pies en la tierra. Las cosas negativas procuro no tomarlas como algo personal. Las respeto, y punto.

¿Ha seguido la carrera de otras modelos? ¿Admira a alguna en particular? Las admiro a todas ellas como modelos porque es una profesión muy dura. Es increíble lo que han conseguido. Admiro el esfuerzo que hay que hacer hasta llegar a tener ese nivel de trabajo. Me gustan todas: Turlington, Evangelista… Todas las grandes.

¿En qué radica el éxito de una modelo? Es una combinación de varios elementos. La belleza es un arte. Por tanto, es subjetivo. Hay millones de mujeres guapas; para mí, todas lo son. ¿El secreto? Tener confianza en una misma, aunque no excesiva. Tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Respetarte y que los demás se den cuenta. Luego también hay que saber que esto es un trabajo y que tiene un componente de negocio. Lo mismo que en cualquier otra profesión.

¿Cuáles son sus trabajos más importantes? Todos lo son. Trabajar con Steven Meisel en una campaña me ayudó mucho. Y, por supuesto, conseguir el contrato con Lancôme, que es como el Santo Grial para una modelo. Me siento muy afortunada de cómo ha ido todo en mi carrera.

¿Prefiere desfilar o posar? Las dos cosas me gustan. La fotografía es muy interesante, te permite expresar sentimientos y después las imágenes pueden ser muy poderosas. En pasarela también me gusta mucho trabajar. Levantarme temprano, tomar una copa de champagne, estar preparada para el siguiente desfile.

¿Una modelo tiene que ser como un camaleón? Es muy importante saber transformarse. Ser modelo es actuar: te ponen una ropa determinada, un peinado, un maquillaje, y en ese momento te conviertes en la visión del fotógrafo. La verdad es que me encantaría poder actuar.

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