El informe no demuestra la existencia de cárceles secretas
En la nota de información que presentó ayer en el Consejo de Europa, el senador y jurista suizo Dick Marty hace una minuciosa reconstrucción de las acciones ilegales que la CIA ha perpetrado en territorio europeo tras el 11 de septiembre de 2001, desde que Washington decretó la "guerra contra el terror".
Sin embargo, el senador suizo reconoce que todavía no se han encontrado pruebas de la presencia de antiguas prisiones secretas de la CIA en Polonia y Rumania -los dos países citados por Human Rights Watch el pasado mes de noviembre-, pero insistió en que esto no significa que no hayan existido.
Marty asegura que numerosas revelaciones demuestran que cientos de aviones de la CIA han pasado por Europa. "Sabemos que este tipo de vuelos provienen de un país que no sólo no oculta, sino que defiende las rendiciones extraordinarias [secuestros para interrogar a sospechosos sin control judicial]", afirmó.
Marty denunció que "los intereses políticos" impiden en algunos países el esclarecimiento de la verdad. En concreto, citó a Alemania, en el punto de mira de las acusaciones tras secuestrar la CIA a Jaled al Masri, un ciudadano alemán en Macedonia. "Hay diputados alemanes dispuestos a que haya una comisión parlamentaria, pero el ex ministro de Exteriores, Joska Fischer, se niega. Esto es cuando menos un indicio de que no hay demasiada voluntad", indicó el investigador suizo.
"No aporta nada nuevo"
La presentación fue también blanco de duras críticas. El laborista británico, Denis MacShane, criticó por la mañana, durante la Asamblea del Consejo de Europa, el trabajo de Marty al considerar que "tiene más agujeros que un queso suizo" y "no aporta nada nuevo". El ofendido alegó en su favor: "El explosivo estaba allí y lo que hemos hecho es detonarlo".
Con o sin nuevas pruebas, el polvo de la detonación de Marty volvió ayer a esparcirse y a surtir el efecto deseado: que la cuestión de las cárceles de la CIA no caiga en el olvido.
El comisario europeo de Interior, Franco Frattini, explicó ayer mismo que corresponde ahora a los Estados miembros del Consejo de Europa (46 en total) explicar su posición y cooperar con las investigaciones en curso. Por su parte, el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aseguró desde Bruselas que "no hay ningún pacto de silencio entre los Gobiernos europeos" y que, en concreto, el español "no tiene nada que ocultar". Su homólogo rumano, Razvan Ungureanu, cuyo país es sospechoso de albergar una cárcel fantasma, pidió que sus afirmaciones de que Bucarest no consintió la existencia de tales centros "sean tomadas en cuenta" por el Consejo de Europa.
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