Guadalupe Nettel retrata en 'El huésped' la verdad de lo oculto

La escritora Guadalupe Nettel (Ciudad de México, 1973), autora de dos libros de relatos inéditos en España, debuta en el género novelístico con El huésped (Anagrama), obra que quedó en tercer lugar en el último Premio Herralde de narrativa. Su escritura prescinde de las evidencias para adentrarse en las verdades de lo furtivo, de aquello que no se aprehende con los sentidos. "Esta novela, como todo lo que escribo, habla de personajes outsiders, de seres inadecuados por razones físicas o psicológicas que no logran encajar en el mundo. Creo que ese sentimiento es el que nos hace únicos. Quería reflejar el encuentro con la especificidad. Lo interesante de las personas y las ciudades es aquello que no se percibe con la vista, lo poco evidente", explicó Nettel en la presentación de El huésped.

Rarezas no le faltan a la protagonista de la novela, Ana. Desde niña cree que un parásito, al que llama La Cosa, habita en su interior y poco a poco le está absorbiendo la vida. Al morir su hermano Diego, la paranoia de Ana se multiplica y empieza a temer entonces que una ceguera la condenará al aislamiento. Su historia se convierte pausadamente en una metáfora de la estruendosa capital mexicana. "Me interesa hablar de los monstruos, porque les tengo cariño. La ciudad de México es un ser monstruoso que nos habita a todos los que hemos vivido allí. Al igual que las personas, se desdobla. Cohabitan en ella la parte encantadora de los barrios históricos con otra oculta y underground. La novela se inscribe en un momento muy preciso, cuando México anhelaba un cambio político. En la población se percibía cierta ira".

Género fantástico

Como escritora vocacional, Nettel reivindica el género fantástico, que gozó hace décadas de un gran prestigio literario en Latinoamérica. "Tuvo su auge con Julio Cortázar y después fue abandonado. Es el género en el que habla la subjetividad. Una de sus virtudes más grandes consiste en dar vida a los universos paralelos que llevamos dentro. Así ocurría en Pedro Páramo, de Juan Rulfo, uno de los pilares de mi formación literaria. La fascinación de los mexicanos por la muerte también está en mi libro".

La desorientada Ana acabará metida en el mundo lumpen de Ciudad de México, integrado en la novela por mendigos ácratas, muchos de ellos ciegos, que se hacinan en las instalaciones del metro y en otros rincones escondidos. "Ana se deja absorber al final por ese mundo subterráneo, porque le parece atractivo", apuntó la autora. Estos marginados tienen un líder peculiar, El Cacho, un tipo manipulador inspirado en el subcomandante Marcos. "El Cacho dedica parte de su vida a la defensa de los desvalidos, pero también es irónico y vulgar. Es la visión que tengo del subcomandante Marcos, un estereotipo de revolucionario setentero", concluye.