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Sanidad detecta restos de plaguicidas en 10 de cada 100 muestras que analiza

Los residuos hallados son inferiores al tope legal, salvo en algunas pruebas a espinacas

Por cada centenar de muestras de productos hortofrutícolas hay una decena de ellas que dan positivo en residuos de plaguicidas, aunque la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad recalca que las concentraciones tóxicas en los alimentos analizados no superan, en ningun caso, los límites legales. Una excepción: en cinco de las 30 muestras de espinacas se hallaron niveles de nitratos superiores al tope legal.

Sanidad no concreta la periodicidad ni la procedencia de las muestras
Pequeñas dosis durante mucho tiempo son más perniciosas que altas dosis de una sola vez

La Consejería de Sanidad ha difundido por primera vez los resultados de los análisis que periódicamente realiza a los productos hortofrutícolas valencianos. La información no se ha facilitado de forma voluntaria, sino forzada por el Síndic de Greuges ante una queja de la Federación de Ecologistas en Acción del País Valenciano.

A finales de 2004, esta Federación reclamó información al director general de Salud Pública sobre los resultados del seguimiento de los residuos de plaguicidas, nitratos y metales pesados en los alimentos frescos (frutas y verduras) y en los lácteos. Al no recibir respuesta, Ecologistas en Acción presentó una queja ante el Síndic de Greuges. Este órgano exigió la información y la Administración sanitaria la reveló parcialmente. Según los datos de Sanidad, por cada centenar de muestras de productos hortofrutícolas analizadas en 2003 y 2004 hay una decena de ellas que dan positivo en residuos de plaguicidas. Todos los resultados de análisis concluyen con la coletilla de que las concentraciones tóxicas halladas en los alimentos no superan, en ningún caso, los límites legales. Existe una excepción: en cinco de las 30 muestras analizadas de espinacas se hallaron niveles de nitratos superiores al tope legal. ¿En cuánto se superaba ese nivel máximo?

No hay respuesta oficial. Ni a esa pregunta ni a muchas otras que, al final y sin alarmismos, inquietan a los ecologistas. Porque la información de Sanidad es tan parcial y genérica que siembra muchas dudas. No hay respuesta a los valores de concentración de plaguicidas encontrados en cada muestra, ni el nombre del plaguicida hallado en los casos positivos. A tenor de la respuesta oficial, se desconoce si se han realizado análisis en frutas y verduras y en lácteos de restos de plaguicidas prohibidos por la actual normativa y si se han encontrado residuos de estos plaguicidas, con su valor cuantitativo y en qué alimentos se han encontrado.

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En el único caso en el que Sanidad admite haber hallado niveles de productos tóxicos por encima del valor permitido (nitratos en las espinacas), no se indica la concentración concreta de nitratos en cada muestra. "Nos dicen que sobrepasan cinco muestras, pero ¿en cuánto sobrepasa cada muestra; y las que no sobrepasan, ¿por cuánto no sobrepasan? Para los ecologistas, todas esa información es "fundamental" para conocer la situación real de esos restos de abonos sintéticos en los alimentos frescos.

También incompleta es la información recibida sobre los niveles de plomo en el arroz y de cadmio en frutas y verduras. Los datos de Sanidad, que en ningún caso han hallado niveles superiores de residuos a los permitidos, no concretan ni el número de muestras analizadas, ni la periodicidad ni la procedencia de las muestras.

Ecologistas en Acción pidió a Sanidad la información tras conocer los estudios, publicados en este diario por Ana M. García, del departamento de Salud Pública de la Universitat de València

con cerca de 100 agricultores valencianos aplicadores de plaguicidas. Los agricultores refirieron la utilización de 93 marcas comerciales de plaguicidas (correspondientes a 78 ingredientes activos y 28 familias químicas). Las familias químicas de plaguicidas más utilizadas fueron los insecticidas organofosforados (38%), los herbicidas derivados piridílicos (12%) y los insecticidas organoclorados (7%). Como media, los trabajadores estaban utilizando casi seis productos diferentes.

Muchos de los productos utilizados por los agricultores, según Ana M. García, son sospechosos de causar alteraciones de salud en las personas. Algunos pueden facilitar la aparición de distintos tipos de cáncer. Muchos plaguicidas se incluyen también en el listado de los llamados disruptores hormonales, sustancias químicas que simulan o antagonizan el comportamiento de las hormonas humanas y, por tanto, interfieren con muchos de los procesos fisiológicos que se producen en el organismo.

Según estudios publicados en revistas científicas, de cada 100 verduras que consume cualquier ciudadano europeo, 60 están completamente limpias de pesticidas; 36 tienen restos en dosis inferiores al máximo tolerado, y cuatro están contaminadas por encima de esas dosis. Lo peor es la evidencia de que pequeñas dosis consumidas durante mucho tiempo pueden ser más perniciosas que altas dosis de una sola vez.

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