El arte actual del Museo Serralves ocupa el Parlamento portugués
80 obras de 50 artistas llenan las escaleras y salones del Palacio de São Bento en Lisboa
Las llamas de los incendios que este verano asolaron Portugal asoman por cinco enormes ventanas de la fachada principal del Palacio de São Bento, sede de la Asamblea de la República portuguesa. Es Fogo!, una DVD-instalación de João Paulo Feliciano creada para la exposición El poder del arte, que exhibe por primera vez en Lisboa fondos de la Fundación Serralves de Oporto. Cerca de 80 obras de 50 artistas contemporáneos ocuparán los nobles salones de mármol y madera del palacio hasta el 16 de abril. La muestra, irónica y crítica, fue inaugurada anoche por el presidente, Jorge Sampaio, y será visitada con guías y durante un máximo de 30 minutos para no perturbar a los diputados.
La entrada a la Sala de los Pasos Perdidos está casi cerrada por 'Bending', de Juan Muñoz
La Fundación Serralves prevé que unas 40.000 personas acudan a ver esta exposición que, junto al atractivo de enseñar por primera vez en Lisboa fondos de la colección Serralves (hay piezas poco conocidas de artistas como Richard Serra, Juan Muñoz, Bruce Nauman, Antoni Muntadas, Júlio Pomar, Joana Vasconcelos, Paula Rego, Julião Sarmento, Claes Oldemburg y muchos otros), ofrece la posibilidad de disfrutar de la arquitectura y el poderío del Palacio de San Bento, un convento benedictino del siglo XVI que ha sido repetidamente reformado y ampliado desde el XVIII (la última vez por Fernando Távora) y que da nombre al barrio que alberga muchas de las galerías de arte y los anticuarios de Lisboa.
Entre las casi 80 obras hay pinturas, esculturas, vídeos, fotografías, libros de artista e instalaciones; todas son posteriores, como el resto de la colección, a 1960, y han sido seleccionadas por el comisario João Fernández, director del Museo de Arte Contemporáneo Serralves, en función de los espacios, con la salvedad de no entrar en el espectacular hemiciclo para respetar "la necesaria eficacia de la Asamblea" y tratando de "propiciar el diálogo entre la arquitectura del edificio y la modernidad y el sentido político de las piezas".
Pese a ello, el título El poder del arte está lejos de ser pretencioso o ingenuo: a juicio de João Fernandes, sucesor del español Vicente Todolí en el museo portuense, simplemente resume con ironía "la imprevista ocupación por las obras de arte de uno de los órganos cruciales de la soberanía nacional".
Tras toparse en la gran escalera exterior del edificio con la instalación de Pedro Portugal Circuito de mantenimiento, una obra de 1992 realizada con troncos de eucalipto y señales fronterizas, el paseo por el interior es un jugoso cruce de contrastes y guiños, unos más explícitos que otros. La escalera noble acoge, entre otras obras, esculturas de José Pedro Croft y José de Guimarães. En el gran recibidor del primer piso, Fernandes ha montado la instalación de Álvaro Lapa Profecía de Abdul Varetti, escritor fallido, una serie de 22 carteles bordados en lona con frases, poemas y mandamientos a favor de una sociedad más laica y más culta; enfrente cuelga el políptico Possessão I-VII, de Paula Rego, siete visiones diferentes de una mujer tumbada que de lejos parece poseída y de cerca magullada.
La entrada a la Sala de los Pasos Perdidos, que será uno de los escenarios de la toma de posesión del presidente de la República elegido en las próximas elecciones (la primera vuelta es el día 22), está casi cerrada por Bending, una pieza de Juan Muñoz (1989) en la que un grupo de hombres caminan escorados por un peso invisible; y justo en el centro se coloca la gigantesca escultura de Pedro Cabrita Reis Posto de Observação/Atlas Coelestis V, de 1994, una escalera de madera recubierta por metacrilato en la que cuelgan cinco cascos y cinco impermeables amarillos de obreros.
En el pasillo que circunda el salón de sesiones hay retratos de circunspectos presidentes parlamentarios conviviendo con dos óleos de Tomar, uno de Paula Rego titulado La gran sequía, y una gran valla de madera azul y blanca de Raymond Hains con la pintada que le da título: Partido de los autónomos.
A medio camino entre la reflexión íntima, la subversión, el nihilismo y el humor, huyendo, según el comisario, de cualquier intención enciclopédica o ideológica, la exposición fue calificada por el presidente del Parlamento, Jaime Gama, como un "verdadero acto de libertad cultural".
Babelia
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