La Ley de Dependencia prevé que los tetrapléjicos tengan un asistente personal
10.000 discapacitados menores de 65 años recibirán ayuda para ir a estudiar y trabajar
¿Cómo ir al trabajo, asearse, o incluso asistir a clase atado a una silla de ruedas? Sería el caso, por ejemplo, de un joven al que un accidente de tráfico le ha quebrado la médula y paralizado piernas y brazos. El anteproyecto de Ley de Dependencia prevé que los 10.000 impedidos más graves menores de 65 años puedan recibir dinero con el que pagarse un asistente personal para realizar sus actividades cotidianas y poder ir a trabajar o a estudiar. La medida está dirigida, según fuentes oficiales, sobre todo a tetrapléjicos, los lesionados medulares con mayores problemas de movilidad.
Cada año hay entre 800 y 1.200 nuevos parapléjicos, tetrapléjicos y lesionados medulares. Son 35.000 en toda España, casi todos como consecuencia de un accidente. El anteproyecto de Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia, conocida como Ley de Dependencia, quiere convertir a las personas dependientes en lo más independientes posible", señalaba ayer Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
El artículo 18 del texto establece una prestación económica para que personas con gran dependencia, menores de 65 años, contraten una "asistencia personalizada, durante un número de horas, que facilite al beneficiario una vida más autónoma, el acceso a la educación y al trabajo, y el ejercicio de las actividades básicas de la vida diaria".
Estos dependientes graves y jóvenes serán sobre todo, tetrapléjicos, muchos de ellos chavales que a raíz de un accidente de tráfico ya no pueden ducharse, comer , vestirse o ir a la Universidad sin ayuda. "Pero mantienen intacta su capacidad intelectual y psíquica", señala Valcarce, y, por tanto, su posibilidad de proseguir sus estudios y emprender una carrera laboral.
En ese caso estarían unas 10.000 personas, estima Valcarce, la mayoría de los más de 14.000 tetrapléjicos que se calcula que hay en España, entre un 40% y un 45% de los 35.000 lesionados medulares. "Tienen grandes necesidades de autonomía y para eso se ha diseñado esta prestación, que es diferente de la ayuda domiciliaria. Quieren estudiar, trabajar o poder ir a un concierto", dice Valcarce, "por eso el sistema nacional de dependencia, dando un dinero, desea potenciar que el usuario elija libremente a su asistente, que tendrá acceso a su intimidad". La inmensa mayoría de los tetrapléjicos, señala Alberto de Pinto, de la Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusválidos (Aspaym), no tienen acceso a la prestación de gran invalidez, que prevé un dinero para la asistencia personal. "Y sin ello", asegura Maribel Campo, tetrapléjica y miembro del Foro de Vida Independiente, que reúne a 400 miembros con gran minusvalía, "se quedan en casa, sin trabajar o estudiar, porque no se pueden permitir el costear un asistente personal".
"Poder salir de casa y volver a estudiar me cambió la vida"
Trabajaba en un banco, estudiaba Empresariales, jugaba al baloncesto en un equipo profesional y viajaba todos los fines de semana. Un día Maribel Campo se despistó al volante, y el trompo que hizo el coche le partió el cuello a la altura de la quinta vértebra cervical. De eso hace 17 años.
Ahora, maneja su silla de ruedas eléctrica con un joystick porque ni siquiera mueve las manos, bebe por medio de una pajita y le cortan la carne cuando come. "No me levanto de la cama sin un asistente", dice Maribel, que tiene 38 años, y da clase de Psicología de la Discapacidad en la Universidad de Salamanca con presentaciones de power point y un ordenador que maneja mediante un punzón.
Todos los días, a las ocho de la mañana, Rosi, su asistente, una mujer de mediana edad, le da de desayunar, la lava y la viste. Luego, en una furgoneta adaptada, la lleva a la Universidad. "Para comer me arreglo con mis compañeros, lo único que no tomo con pajita, que me lo tienen que dar a la boca, es la cerveza", dice Maribel de buen grado, "y luego uso una cuchara adaptada que la engancho entre el pulgar y el índice".
Por la tarde, el proceso es el inverso. Rosi la recoge en el trabajo y la conduce a su casa. Maribel necesita ayuda para cenar, para desvestirse, para las deposiciones... Vive sola. Otra persona se encarga de la lavadora, la compra y la limpieza de la casa. El coste de las dos asistentes, calcula, es de unos 1.000 euros (un tercio de sus ingresos), que ella puede pagar porque tiene la pensión de gran invalidez, que prevé una cantidad para el asistente. "Pero soy una privilegiada, más de un 90% de los tetrapléjicos no la cobran", dice. "El coste económico es tan alto que no puedes vivir solo, ni trabajar. Al final te quedas con tus padres. Por eso la prestación económica de la nueva Ley de Autonomía Personal es importante". Ella es miembro del Foro de Vida Independiente, en el que 400 minusválidos graves discuten sobre sus posibilidades de autonomía. También asesora a los estudiantes universitarios con discapacidad.
"Después del accidente, de la rehabilitación", recuerda, "poder salir de casa, volver a estudiar y relacionarme con gente me cambió la vida. Sabía que sólo podía escuchar y hablar. Me iban más los números, pero escogí Psicología porque la facultad tenía rampa. Y me enganché".
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