Quemada viva
En nuestra Barcelona, la que alardea de mediterránea y abierta, no sólo no vemos a los que no tienen techo ni dónde comer, sino que somos capaces de generar gentuza prepotente y mimada capaz de ensañarse a golpes con el débil hasta quemar viva a quien podría ser su madre. O a personas como ellos mismos, si la exclusión (la pobreza, la enfermedad mental) llamara a su puerta. Y por favor, que nadie se saque el mochuelo de encima estigmatizando a los pobres enfermos mentales. Tal género de bellacos son un peligro para los indigentes enfermos. No, no, éstos están estudiando y trabajando entre nosotros, los no (o aún no) excluidos.
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