La evolución está actuando sobre los pingüinos Adelia de la Antártida
Al comparar el código genético de unos restos de 6.000 años de antigüedad de unos pingüinos Adelia de la Antártida con el de Adelia modernos que viven en el mismo lugar que sus antepasados, un equipo internacional de investigadores ha demostrado que se ha producido una microevolución, el proceso de cambio evolutivo al nivel de las especies o por debajo de él. También especulan que la sorprendente ausencia de diferencias genéticas entre las poblaciones de Adelia de toda la Antártida puede haber sido inducida por los cambios en los patrones de migración causados por los icebergs gigantes. Un equipo internacional de investigadores de Italia, Nueva Zelanda y Estados Unidos realizó el estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La comparación con una diferencia de miles de años ha sido posible debido a que las condiciones extremadamente frías y secas del continente más meridional conservaron muy bien los restos físicos de los pingüinos prehistóricos. El nuevo estudio demuestra que los alelos -ligeras variaciones en la codificación de los genes- de los pájaros prehistóricos difieren en diversos e importantes aspectos de los de las poblaciones modernas de la misma zona.
Los investigadores descubrieron que las secuencias de ADN de algunos de los genes se habían vuelto más largas con el tiempo, y que la frecuencia de algunos de los distintos genes también había cambiado. Estudios anteriores han advertido unas similitudes genéticas en toda la población actual de las colonias de Adelia existentes -con una población de entre 100 y 170.000 parejas de aves reproductoras-, aunque el instinto natural de todo pájaro es regresar a su lugar de nacimiento a criar, un comportamiento que se supone que con el tiempo estimularía diferencias genéticas entre colonias.
David Ainley, investigador estadounidense de pingüinos financiado por la National Science Foundation (NSF), y sus coautores describen cómo la composición genética de los Adelia modernos se comparó con el material genético obtenido de los huesos de pingüino bien conservados que se extrajeron de un nivel de terreno fechado con fiabilidad en la isla de Inexpressible, en la bahía de Terra Nova. Este yacimiento está cerca del centro de investigación italiano en la Antártida y de la siguiente colonia al norte de la isla de Beaufort. Este material fue comparado con 48 muestras de sangre de los Adelia modernos que viven en la isla de Inexpressible.
En el artículo de PNAS, los científicos también especulan que los desprendimientos cíclicos de enormes icebergs antárticos podrían ser el origen de una sorprendente similitud genética entre las colonias de pingüinos contemporáneas. Los icebergs, incluido uno conocido como B-15, que inicialmente tenía una longitud de 300 kilómetros y una anchura de 40, aislaba a algunas colonias de la isla de Ross de las rutas de migración que los animales han utilizado de forma habitual para regresar a las colonias donde nacieron. Los pingüinos vuelven cada año a sus colonias natales a criar, un fenómeno que los científicos denominan filopatría.
Debido a que los Adelia han colonizado zonas que han quedado desnudas -a medida que el hielo continental ha ido disminuyendo desde la última era glacial- por la desintegración de las barreras de hielo y las lenguas glaciares, es probable que el trastorno que ocasionan en las migraciones los icebergs formados en este proceso sea un factor importante en la evolución de la especie.
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