El índice Kevin Costner
Cuando un actor se hunde y encadena una serie de fracasos, por muy alto que haya sido su lugar en la cúspide y por muy buenos trabajos que haya dejado para la historia, queda marcado con una etiqueta difícil de erradicar. Kevin Costner, a pesar de la rendija de luz que supuso la estimable Open Range, conoce el problema al dedillo tras encadenar filmes como Waterworld, Tin Cup, Mensajero del futuro y Entre el amor y el juego, y la pescadilla que se muerde la cola sigue haciendo de las suyas: nadie parece atreverse a un ofrecimiento que resulte original y él tiene que conformarse con cualquier trabajillo que le ayude después a financiar sus propios productos como director, aunque huela a ya visto por las cuatro esquinas del encuadre. Como Más allá del odio, en la que Costner interpreta una vez más a un ex jugador de béisbol de gloria pasada, desconcertante presente y efímero futuro.
MÁS ALLÁ DEL ODIO
Dirección: Mike Binder. Intérpretes: Kevin Costner, Joan Allen, Erika Christensen, Evan Rachel Wood, Keri Russell. Género: comedia dramática. EE UU, 2005. Duración: 118 minutos.
Escrita y dirigida por el también actor Mike Binder, la película coloca también a Joan Allen en uno de sus habituales papeles de madre estirada pero más bien desgraciada, de gesto adusto y mente carcomida, a los que está tan acostumbrada. Con unos diálogos nefastos, la historia parece contar la caída en picado de una familia abandonada por el padre (se fuga con su secretaria sueca, nada menos), sin embargo, nunca acaban de adivinársele las intenciones. Así, los acontecimientos se van sucediendo sin que se llegue a entender por qué se introducen y si afectan o no a la vida de los personajes.
Séptimo largometraje de Binder (de los que ninguno de los anteriores ha llegado a los cines españoles), Más allá del odio nunca encuentra el tono adecuado, a medio camino entre la comedia negra y el drama existencial, aunque cuando pretende ser amarga sólo resulta afectada, y cuando quiere ser graciosa sólo destaca por su simpleza. De hecho, ni siquiera el magnífico músico Alexandre Desplat (La joven de la perla, Reencarnación) parece haber hallado el tono y ha compuesto una partitura con toques de alta comedia romántica que parece de otra película.
Babelia
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