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Londres alardea del carácter austero de su proyecto

Jack Straw, ministro británico de Exteriores, se enorgulleció ayer de presentar al resto de socios de la Unión Europea un proyecto de presupuesto comunitario basado en la austeridad. El jefe del Foreign Office presumió de que, cuando los conservadores británicos estaban en el poder, el gasto de Europa iba hacia arriba y, desde que son los Nuevos Laboristas de Tony Blair los que ocupan el poder, el gasto va hacia abajo. Toda una paradoja en un país en el que se supone que los europeístas son los laboristas.

El jefe del Foreign Office enfatizó durante la presentación de la propuesta británica que "el gasto de la UE alcanzó el 1% del PIB en 1985 y aumentó con rapidez en los tiempos de Margaret Thatcher y John Major en un cuarto de punto, hasta alcanzar el 1,25% en los primeros años noventa. Y sólo empezó a caer en 1998. Estas propuestas lo van a rebajar aún más", explicó, orgulloso. Según las cifras que expuso ayer, la propuesta de la presidencia británica deja el gasto comunitario "en el 1,03% y al final del periodo presupuestario el gasto estará por debajo del 1%, el nivel que los seis han propuesto". "Ése sería un gran logro", afirmó.

Los seis son el grupo formado por Francia, Alemania, Suecia, Austria, Holanda y Reino Unido, que sólo parecen tener una solución a sus problemas presupuestarios -con Europa, o caseros-, la de recortar el gasto de la Unión Europea.

Cuatro virtudes

A juicio del jefe de la diplomacia británica, las cuentas presentadas ayer tienen cuatro virtudes: férrea disciplina presupuestaria, "ayuda a los nuevos socios de la UE a desarrollar sus economías y sociedades" (aunque recorta en 14.000 millones de euros las ayudas propuestas por la anterior presidencia de turno), se mantiene el cheque británico y aseguran que no pueda haber un cambio fundamental en el cheque sin una reforma fundamental de la Política Agrícola Común (PAC).

Straw se fue por las ramas cuando le preguntaron por el contrasentido de que el cheque británico cada vez sea mayor al tiempo que el peso de la agricultura es cada vez menor en el conjunto del presupuesto europeo. Y negó la mayor: "No acepto que la agricultura sea cada vez menos importante porque el gasto total no se reduce", dijo, y se refirió luego al conocido argumento de los efectos perniciosos del proteccionismo, como si eso tuviera alguna relación con el hecho de que siga creciendo una compensación que nació cuando el 75% del gasto comunitario se destinaba a la agricultura y Reino Unido era el segundo país más pobre en términos relativos de los entonces Doce.

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