La estrategia es acosar al cliente
El Ayuntamiento de Madrid lucha contra el tráfico sexual hostigando a los hombres que acuden a los lugares donde se realiza
En la Casa de Campo, a la una de la madrugada, un policía municipal de los que regulan los atascos ordena al conductor que pare el coche. Con una linterna del tamaño de un periódico enrollado apunta al interior del vehículo, un Audi con pocos años, y pide a los dos ocupantes la documentación. El hombre, de 65 años, es español; la mujer, de 20, es nigeriana. Ella es prostituta, acaba de montarse tras apalabrar el precio y mira al policía con miedo. El hombre está aterrado, con la boca abierta. El policía reclama los papeles del vehículo, el permiso de circulación, el resguardo de la ITV.... Sin dejar de apuntar con el linternón al rostro del conductor. Todo está en orden. Adelante. El hombre cierra la ventanilla, cierra la boca, pone en marcha el Audi y se pierde en un camino lateral.
"Es verdad que las prostitutas se han ido de noche... pero están de día", dice una vecina
"Ya nos imaginábamos que todo iba a estar en orden", explica el concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, Pedro Calvo, del PP. "No tenemos competencias. Hay que recordar que no hay ninguna ley contra la prostitución. Por eso luchamos contra ella utilizando medidas concebidas para la regulación del tráfico. Incluso hemos llegado a multar a hombres por aparcar en zona prohibida en la Casa de Campo mientras lleva a cabo el acto sexual con una prostituta. El caso es importunar al cliente, ponérselo difícil con las armas que tenemos,..."
El Ayuntamiento gobernado por Alberto Ruiz-Gallardón (PP) lleva años con la idea: atacar a la prostitución presionando al cliente. Es una estrategia distinta a la de los Ayuntamientos de Barcelona o Valencia, que preparan ordenanzas específicas con vistas a multar, en determinadas circunstancias, a cliente y prostituta. La medida, según explica el Ayuntamiento de la capital, se apoya en dos patas: la policial y la social.
Al frente de esta última se encuentra la directora general de Igualdad de Oportunidades, Asunción Miura. "Siempre se criminaliza a las mujeres, que son las víctimas. Incluso el lenguaje lo muestra: la mujer es prostituta, el hombre es cliente, un término no peyorativo", expone Miura.
El departamento de Miura ha organizado una campaña de concienciación que arrancó hace un mes, dirigida a los hombres que acuden a los lugares como la Casa de Campo y que tiene como lema la siguiente frase: "Porque tú pagas existe la prostitución". La campaña incluye dípticos y anuncios en el metro, los autobuses y determinados periódicos deportivos. En los folletos se han anotado datos encaminados a informar y a disuadir: "Más del 85% de las prostitutas en España son inmigrantes procedentes de países no desarrollados". "Naciones Unidas define la prostitución como una forma contemporánea de esclavitud". "El consumo sexual en España genera a los proxenetas más de 3.000 millones de euros al año" "En España, 300.000 mujeres son explotadas".
Además de esta campaña, el Ayuntamiento de la capital organiza charlas con este mismo enfoque. La semana pasada, en un centro cultural de Moncloa, se proyectó un reportaje del periodista francés Herbert Dubois en el que varios hombres que frecuentaban burdeles en Lille explicaban sus razones. "Porque así elijo yo, y no ellas", decía uno. "Con la esposa te toca estar atento; de esta manera están atentos a ti", decía otro. "Es una pulsión, una adicción", añadía un tercero. María José Barahona, trabajadora social y experta en temas de prostitución, llevó a cabo hace años un trabajo similar en España y asegura que las respuestas que obtuvo "son las mismas". Barahona es además responsable de la unidad móvil que el municipio madrileño dispone para ayudar a las prostitutas. "Desde mayo se han acercado más de 400 y han empezado algún tipo de curso para encontrar trabajo más de 80", explica Barahona.
En la región de Madrid, según un informe de la Comunidad, se cuentan 700 clubes. Sólo en la Casa de Campo, hace más de un año, se llegaron a contar hasta 1.000 prostitutas. Por eso, 80 parecen pocas. "Lo que importa es tomar conciencia", explica Miura. "Hace 30 años, cuando me ocupaba de defender a mujeres maltratadas, una parte de la sociedad se reía. Ahora nadie se ríe. Con la prostitución ocurrirá igual: se acabará multando al cliente, como en Suecia".
Las medidas circulatorias no se limitan a la Casa de Campo. En la calle de Capitán Haya, desde hace meses, los fines de semana, la policía instala un control de alcoholemia cuyo objeto, "además de pillar a algún borracho al volante", es incomodar a la clientela de las prostitutas.
También se aplica este hostigamiento en la zona centro, en la calle de Montera. El colectivo Hetaira, que se erige en portavoz de las prostitutas de este área, está en contra del plan y se manifestará hoy para demostrarlo. "No es delito ofrecer sexo por dinero", recuerda en una nota. "No se respeta nuestra decisión de ejercer la prostitución", añade.
En la colonia Marconi, un conjunto de edificios de viviendas dentro de un polígono industrial del sur de Madrid, donde en julio se contaban 200 prostitutas, la decisión fue drástica: se impidió, amparándose en la Ley Vial, la circulación a los no residentes por la noche. Así desaparecieron de un plumazo los automovilistas, y con éstos, los clientes. "Es verdad que las prostitutas se han ido...de noche. De día aún están", dice Mabel Díaz, presidenta de la asociación de vecinos de esta colonia.
El sistema falla por ahí: es una perpetua carrera del ratón y el gato. Las prostitutas cambian de calle, de zona... "Todo esto está condenado al fracaso porque carece de medios, porque faltan medidas jurídicas y sociales, porque lo único que hace es desplazar el problema. Este Ayuntamiento lo único que quiere es que a esas mujeres no se las vea por la calle", denuncia la portavoz municipal del PSOE, Trinidad Jiménez. Inés Sabanés, portavoz de IU, está de acuerdo con la filosofía social del plan "ya que la prostitución es violencia" pero teme que se limite a "un lavado de calles, a una operación sólo estética".
Pedro Calvo, el concejal de Seguridad, también se queja: "Nos faltan herramientas. Es verdad que a veces las prostitutas no desaparecen sino que se desplazan. Pero en algunas zonas se han ido. Esto es un negocio millonario y un Ayuntamiento no puede erradicarlo por sí solo".
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