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Análisis:INMIGRACIÓN
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Contra la bomba demográfica

Unos 250 millones de personas habitan en la corona sur y oriental del Mediterráneo, una población en expansión que cada año crea cinco millones de potenciales trabajadores. La Unión Europea, consciente de la oportunidad y la amenaza que representa la otra orilla mediterránea, inspira una política de cooperación económica regional y bilateral que busca crear en 2010 un área de libre comercio entre los 35 signatarios del Proceso de Barcelona y establecer las condiciones para una mayor inversión extranjera en el sur que ayude a anclar en sus países a millones de potenciales emigrantes.

La Unión es el primer socio comercial de sus vecinos, un conjunto de 10 países con un producto interior bruto acumulado que es el 75% del español. El interés en la libertad de comercio es mutuo: ambas partes harán negocio y se beneficiarán de la estabilidad que llegará del dinamismo económico. La creciente presión migratoria viene a dar nueva fuerza a la sustancial vertiente económica del Proceso de Barcelona.

Para la UE, este acercamiento adquiere carácter de urgencia ante la necesidad de crear un área de estabilidad entre sus vecinos, cuya población crece por encima de su capacidad de absorción. Los planes de asociación inspirados por Barcelona se ven reforzados por otros planes de acción bilaterales con ánimo de establecer lo que la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, llama "un anillo de amigos".

Primer socio comercial

La UE es el primer socio comercial de los países de la otra orilla mediterránea, que dirige hacia los Veinticinco casi la mitad de sus exportaciones y de ellos recibe la mitad de sus importaciones. Es una balanza constante y crecientemente deficitaria para los Diez del sur.

Cuando el desequilibrio se dispara es al medir lo que para cada uno supone el otro. En 2004, las importaciones mediterráneas llegaron al 7,32% del total que entró en los Veinticinco (9,50% para las exportaciones comunitarias al sur). Para los Diez, la UE supuso el 48,60% de sus importaciones y el 49,14% de sus exportaciones.

Los Diez cuentan poco para la UE en términos comerciales, pero la UE es vital para los Diez, que tienen en ella el principal inversor directo (el 36% de la inversión extranjera en la región procede del vecino del norte) y de ella reciben asistencia financiera y contribuciones a fondo perdido por unos 3.000 millones anuales, tanto de fondos MEDA (subvenciones) como del Banco Europeo de Inversiones (créditos blandos), cantidades equiparables a las que en la pasada década recibieron los 10 últimos países en integrarse en la UE.

Los MEDA sirven para alentar la competitividad económica, el desarrollo del sector privado y aliviar los costes a corto plazo de la transición económica, pero también se aplican a proyectos de migración y a la cooperación de las fuerzas de seguridad y judiciales de los países de la región. Para ayudar a combatir la migración de subsaharianos, la UE puso recientemente a disposición de Marruecos 40 millones de euros con cargo al programa MEDA.

Carácter estratégico

La liberalización del flujo comercial tiene carácter estratégico para la UE, crucialmente interesada en ayudar a que sus socios mediterráneos creen cada año los cinco millones de puestos de trabajo necesarios para mantener las expectativas de una población abocada a buscar oportunidades donde las haya.

La Comisión considera factible alcanzar el ambicioso objetivo marcado en Barcelona de que toda la cuenca mediterránea sea un área de libre comercio en 2010. El plan avanza sin contratiempos en productos industriales y se ha conseguido una liberalización parcial en agricultura, que se busca ampliar en una próxima negociación que cubrirá también pesca. Más verde está la vertiente de los servicios, que supone el 60% del PIB de los países sureños. La liberalización en el sector terciario puede llegar a triplicar los beneficios económicos generados por la liberalización del comercio de bienes. También es mínima la cuota de la inversión comunitaria en los países mediterráneos, apenas un 3% en 2002, y ello pese a ser el principal inversor en la región.

Se trata de convertir en verdadera oportunidad la bomba demográfica. Anclados en su tierra, con una renta promedio que no llega al 15% de la UE, esos trabajadores potenciales deben convertirse en motor de dinamización y desarrollo.Expulsados por el sistema productivo, serían un descomunal factor de desestabilización en sus propios países y en la vecina UE.

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