Castro asegura que la corrupción pone en peligro la revolución
El líder cubano critica a sus subordinados y denuncia el robo generalizado al Estado
Tres o cuatro veces lo dijo Fidel Castro en su último discurso: si la revolución cubana corre hoy el riesgo de derrumbarse no es por causa de una invasión militar de Estados Unidos, sino por el cáncer de la corrupción, el robo generalizado al Estado y los errores de gobierno de los propios dirigentes cubanos. "O derrotamos estas desviaciones, o vencemos estos problemas, o morimos", sentenció el líder comunista en una alocución sorprendentemente dura y realista, el jueves pasado, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
Se conmemoraban los 60 años de su ingreso en la Facultad de Derecho. En esa institución docente fue donde, según Fidel, se hizo marxista-leninista y comunista.
El público elegido para la ocasión era todo un símbolo: dirigentes históricos de la revolución, miembros del Gobierno y del Partido Comunista y una abundante representación de alumnos de enseñanza media y superior. A los más jóvenes se dirigió Castro la mayor parte de las cinco horas que duró su intervención, como "responsables" de la preservación del socialismo.
Castro no fue nada complaciente al analizar los males de su revolución: habló de "muchos errores" cometidos por el liderazgo; criticó la labor de importantes ministerios e instituciones; describió una situación de caos, descontrol administrativo y robo generalizado en el país, que estaba socavando las bases éticas del sistema. Criticó además el exceso de paternalismo y de subsidios que han provocado graves deformaciones económicas en la isla. También se lamentó por las desigualdades surgidas en la sociedad cubana en los años noventa debido a las reformas aperturistas del periodo especial, y aseguró que, además de los "nuevos ricos", hay "decenas de miles de parásitos que no producen nada" y que son incompatibles con la "sociedad más justa" que pretende Cuba.
Fidel Castro puso como ejemplo lo sucedido con las gasolineras en La Habana, y aseguró que desde que un grupo de un millar de trabajadores sociales tomó hace varias semanas el control del expendio de combustible, se han recaudado en la isla decenas de millones de dólares más. Aseguró también que solamente con lo que se robaba en las gasolineras podría financiarse toda la educación superior en el país, que cuenta con 500.000 estudiantes.
Después del diagnóstico de los males nacionales, de una crudeza desacostumbrada, el mandatario anunció una gran cruzada contra "las desviaciones y los vicios", que, consideró, son los que corroen la viga maestra de la revolución y pueden hacer que ésta se "autodestruya". Lo que se avecina, dijo, será como un "huracán de fuerza 5, que no dejará nada en pie". Se luchará contra el robo, el despilfarro, la corrupción y las malas políticas sin contemplaciones y sin "impunidad", pero "sin abusos y sin matar a nadie de hambre".
Para "preservar" el socialismo, también se pondrá fin a políticas de subvenciones que fueron un error, incluida la "libreta de racionamiento", que en la situación económica actual, consideró Castro, se ha convertido en un "estorbo". Se trata, dijo Castro, de construir "una sociedad enteramente nueva" o de desaparecer.
"Me siento mejor que nunca"
Fidel Castro desmintió ayer con palabras y con hechos las recientes especulaciones de la CIA sobre su supuesto padecimiento del mal de Parkinson. "Me siento mejor que nunca", aseguró durante un acto en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde hizo pruebas de puntería con ambas manos para demostrar que ni un temblorcito le daba.
Con buen semblante y excelente ánimo, Castro habló de pie durante cinco horas y no mostró signos de fatiga, ni siquiera bebió agua. "Están esperando [en Estados Unidos] un fenómeno natural absolutamente lógico, que es el fallecimiento de alguien, y en este caso me han hecho el gran honor a mí", dijo, y bromeó a continuación: "Todos los días me matan. El día que me muera de verdad nadie lo va a creer. Podría andar como el Cid Campeador, ganando batallas después de muerto".
Castro afirmó que después de la caída sufrida en octubre del pasado año, que le produjo lesiones en un brazo y una pierna, ha hecho mucha rehabilitación y tiene más cuidado con su salud. "He aprendido que hasta el último segundo voy a estar haciendo ejercicio, no descuido nada". Castro afirmó que, aunque a él le pasara algo, están previstas todas las "medidas" para evitar "sorpresas" y que la revolución siga adelante.
"No me importa si me da Parkinson; el Papa tenía Parkinson y estuvo recorriendo el mundo un montón de años", reiteró Castro, que sugirió a la CIA que invierta su tiempo en investigar al presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.