Muntadas, el artista que 'traduce' el mundo
El galardón reconoce su trayectoria y también la influencia que ha tenido en las nuevas generaciones
"Atención, la percepción requiere implicación". Esta frase, en diferentes idiomas, la ha editado Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) en pegatinas, carteles y postales. Es su manera de decir que puede haber muchas lecturas de una misma cosa y una llamada a que el espectador asuma una mirada crítica no sólo ante lo que le presenta el artista, sino también ante la realidad y lo que le explican los medios. Resume en cierta manera sus preocupaciones actuales, este intento de traducir los múltiples mensajes mediáticos y vivenciales que nos rodean, no tanto, o no sólo, en el sentido lingüístico de traducción a otras lenguas, sino de interpretar, revisar o cuestionar las miradas unívocas sobre el mundo.
Este artista traductor aún está dirigiendo la experiencia de su instalación en el pabellón español de la Bienal de Venecia y de golpe le anuncian que acaba de ganar el Premio Nacional de Artes Plásticas 2005. "Estas cosas nunca las esperas, no sé que decir porque creo que siempre estamos empezando y estos reconocimientos se agradecen, pero no significan que se haya llegado a ninguna parte", indicó ayer un desconcertado, Antoni Muntadas en conversación telefónica desde París, en donde tenía previsto participar en una mesa redonda en el Centro Georges Pompidou con motivo de la exposición Enseigner/Produire. "Lo que sí quiero es aprovechar para recordar que en mis proyectos siempre he contado con muchos compañeros de viaje, colaboradores a los que hago extensivo el reconocimiento que he recibido".
Influencia
El jurado estaba presidido por el director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Julián Martínez García, e integrado por Miguel Rodríguez Acosta, Pablo Suárez Marín, Ana Martínez de Aguilar, Montserrat Aguer y Manuel Borja-Villel, que actúo en nombre propio y del galardonado en la anterior edición, Carlos Pazos. El fallo del premio, que fue unánime y está dotado con 30.000 euros, valora tanto la trayectoria artística de Muntadas como "su influencia en el arte español contemporáneo, así como el hecho de que es uno de los artistas con un reconocimiento internacional más amplio".
"Sobre la influencia no sabría qué decir porque siempre he tenido buena relación con artistas de otras generaciones, y espero que también con los de la mía. No sólo en España, sino también en otros países", comenta Muntadas, cuya vocación nómada e internacional es casi legendaria. Vive entre Nueva York, Barcelona y el resto del mundo, haciendo proyectos, dando clases, impartiendo conferencias o dirigiendo talleres. Desde 1995 está inmerso en un proyecto en proceso continuo que bajo el nombre genérico de On Translation ha tenido realizaciones concretas en ciudades tan distantes como Bogotá, Birmingham, Nueva York o Barcelona. Este año, precisamente, ha finalizado tres de ellos para Venecia -en donde además de participar en la bienal de arte, ha impartido un curso en la Escuela de Arquitectura-, Puerto Rico -en donde por primera vez presenta un proyecto en el espacio urbano que tendrá permanencia varios años- y para la bienal In Site que organizan entidades fronterizas de Tijuana, en México, y San Diego, en Estados Unidos, que se ha centrado en el miedo, algo que se percibe de forma muy diferente a uno y otro lado del Río Grande. Ahora está trabajando en otros proyectos para Stuttgart, en Alemania, y Thiers, en Francia, además de una nueva versión de su archivo sobre la censura, The file room, que presenta en el marco de una exposición en Vancouver, Canadá. Resulta difícil seguirlo.
"Ahora estoy en un momento de mucha actividad", reconoce el artista, para quien todos los trabajos se conectan entre sí y representan distintas maneras de abordar el mismo problema. "Reivindico la metodología del proyecto y el tiempo es muy importante en todos ellos. Para cada uno utilizo un medio de expresión diferente, ligado a todo tipo de ciencias que en ocasiones pueden no ser consideradas arte, pero yo creo mucho en la interdisciplinariedad". De hecho, no se identifica ni con el vídeo, del que ha sido considerado uno de los pioneros, ni con net art -fue uno de los primeros en utilizar Internet también como medio de expresión artística- ni con el grabado o con el arte objetual. "Antes de empezar un trabajo no sé cómo se va a materializar, depende del contenido y de lo que pretendo explicar. Hace ya tiempo que hablo de proyectos y no de obras, no tanto porque no considere interesante el resultado final, que implica una decisión de síntesis formal y conceptual importante, sino porque creo que es todo el proceso lo que cuenta".
A veces analiza las relaciones de poder o la manera de percibir la violencia; otras las transformaciones urbanas de una ciudad o la historia de un espacio o país; en ocasiones el tema son el lenguaje, símbolos como las banderas o las señalizaciones... Casi siempre transmite una mirada crítica que intenta que sea lo suficiente amplia y ambigua como para dejar lugar a la interpretación de los espectadores. "No me invento nada, creo que la mía es una posición ecológica, una actitud tanto estilística como ética centrada en el proceso de elegir, guardar y mirar. De lo que se trata es de mirar las cosas de otras maneras, de releer el entorno. Mis obras son una invitación a implicarse, a releer, y en ellas el contenido es importante y la forma se adapta a las necesidades de cada trabajo".
Babelia
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