Zapatero elogia el acierto de Mohamed VI en la orientación del Gobierno de Marruecos
El monarca alauí reafirma la asociación privilegiada entre su país, Francia y España
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, vertió ayer decididos elogios a la labor del rey Mohamed VI en el Gobierno de Marruecos, donde advirtió de que "el afianzamiento de la democracia y las libertades será siempre la mejor garantía de éxito". Zapatero se expresó así en un acto conmemorativo del 50º aniversario de la independencia del país vecino, y, a diferencia de su homólogo francés, Dominique de Villepin, no mencionó expresamente los problemas actuales de la inmigración o el narcotráfico.
"Esta celebración permite constatar el intenso y fructífero recorrido" de Marruecos bajo sus tres monarcas, Mohamed V, Hasan II y Mohamed VI, dijo el presidente español, pero es "mejor ocasión aún para comprobar el dinámico presente y afirmar el futuro prometedor de esta nación joven".
El balance positivo del país vecino trazado por el presidente del Gobierno prosiguió con la constatación de que "en estos 50 años, Marruecos ha buscado y ha sabido encontrar los sutiles equilibrios entre la lealtad a su pasado y su afán de modernización, entre su fortalecimiento y consolidación interna y su apuesta decidida al mundo exterior, entre su pertenencia al continente africano y su vocación europea".
"El acierto en la orientación del Gobierno, bajo la dirección de vuestra Majestad, apoyado en el deseo del pueblo marroquí de prosperar en libertad, es la clave que permitirá superar todos los obstáculos. El afianzamiento de la democracia y las libertades siempre será la mejor garantía de éxito", añadió el presidente.
Zapatero, que transmitió a Mohamed VI el "más cordial saludo de los Reyes de España", se refirió de modo genérico a los obstáculos planteados, pero no los detalló en ningún momento. El primer ministro francés, Dominique de Villepin, mencionó, en cambio, "el terrorismo, el tráfico de drogas, la inmigración irregular", en tanto que desafíos del momento que deberán ser afrontados desde las bases de "amistad y diálogo" que prevalecen entre países que supieron concluir la descolonización sin violencia.
El presidente español aseguró que "España tiene la decidida voluntad de seguir construyendo esta alianza en todos los ámbitos con Marruecos, en pro de la paz, la seguridad y el bienestar de nuestros pueblos", antes de concluir que "el Reino de Marruecos está construyendo día a día un venturoso porvenir".
Mohamed VI había reafirmado previamente su "determinación de consolidar las bases del partenariado [asociación] privilegiado franco-hispano-marroquí. Nos inspiraremos para ello", señaló el monarca, "en ese olfato político civilizado y consciente que conduce a deshacerse del complejo de colonizado".
Su discurso, dirigido a las autoridades y a su "querido pueblo" tuvo un tono solemne de expresión de la conciencia nacional, con ocasión de un aniversario histórico, desde un escenario alejado de las calles y de las miradas de los ciudadanos.
La llamada Explanada de la Torre Hassan, que ayer fue bautizada como plaza del 16 de Noviembre, quedó aislada mediante cortes policiales del resto de Rabat.
Unos 500 invitados, con la familia real en pleno, incluida la esposa del rey, Lalla Hasna, con su hijo, el príncipe Mulay Hasan, en brazos; el Gobierno, parlamentarios y autoridades, entre los que destacaba una nutrida representación de saharauis, cuerpo diplomático y periodistas, ocupaban el recinto acotado en torno a las ruinas de la que fue la mayor mezquita del mundo, donde fueron levantados los mausoleos de Mohamed V y Hassan II.
Los jefes de Gobierno de España y Francia, titulares de los antiguos protectorados, y sus esposas, fueron los principales invitados. Estuvo también Bernardette Chirac, la esposa del presidente francés; el presidente del Parlamento de Madagascar, país en el que Mohamed V estuvo exiliado hasta su regreso a Marruecos hace 10 lustros; y el primer ministro de Senegal, Maky Sall.
Tres días de fiesta
La celebración de ayer marca el inicio de unos prolongados fastos que concluirán el 2 de marzo de 2006, cuando se cumpla el 50º aniversario de la declaración de independencia. La jornada de ayer conmemora simplemente el regreso triunfal de Mohamed V a su país, el 16 de noviembre de 1955. La fiesta, pensada inicialmente para un día, fue creciendo a impulsos del nieto del fundador del reino, y será de tres días, de manera que los marroquíes no vuelven a trabajar hasta el lunes.
Tras la ceremonia oficial, adornada con toda la parsimonia, los ritmos sincopados y los retrasos que se asocian a los fastos orientales, los invitados participaron en un gran banquete. Zapatero abordará hoy más en concreto la relación hispano-marroquí cuando clausure en Sevilla el primer foro empresarial bilateral, junto al primer ministro, Driss Jettu.
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