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Reportaje:

El atractivo de la estabilidad europea

La banca busca en UE acrecentar su negocio y compensar los riesgos de América Latina

Íñigo de Barrón

Las fronteras se abren tímidamente, y sólo en algunos países, para la venta de bancos en la UE, pese a los esfuerzos de la Comisión Europea. Hasta ahora, el Santander y Unicredito han protagonizado las mayores compras, la del británico Abbey y el alemán Hypovereinsbank respectivamente. El BBVA espera la resolución del conflicto con el italiano BNL para volver a intentarlo. Europa representa estabilidad y crecimiento frente a volatilidad y riesgo en Latinoamérica.

BBVA depende de las investigaciones de la fiscalía para replantearse la compra de BNL, mientras Santander impulsa al Abbey en Londres
Pese a los intentos de la UE, los gobiernos europeos son reacios a permitir la venta de grandes bancos. Francia e Italia son dos ejemplos
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Los gobiernos europeos aceptan, con mayor o menor agrado, que una empresa de la UE compre a otra del país en telecomunicaciones, construcción o en concesiones de autopistas. Sin embargo, que una entidad financiera pierda su sede social y dependa de otra capital, aunque sea europea, no es un plato de gusto. El sistema de pagos y el poder financiero son asuntos sobre los que los gobiernos aceptan pocas bromas.

Esta cerrazón ha provocado que la UE pelee, desde hace más de seis años, para que no existan barreras a las compras de entidades financieras con el objetivo de incrementar la competitividad. Hasta hoy ha sido como clamar en el desierto. Buena prueba es el reciente fracaso del BBVA por hacerse con la Banca Nazionale del Lavoro (BNL), la sexta entidad de Italia. El banco central de este país obstruyó la entrada del español al permitir el juego oscuro de grandes accionistas italianos. La UE quiere, ahora, pedirle responsabilidades y la Fiscalía de Roma investiga posibles irregularidades. El BBVA espera la resolución del conflicto para reiniciar el intento de compra o darle un carpetazo y buscar en otros países.

Ningún banquero duda de las ventajas que pueden tener las comprar en Europa. A su favor está la estabilidad económica de la zona, la moneda común y la armonización contable y fiscal que existirá en el futuro. Sin embargo, a nadie se le oculta que hay fuertes barreras culturales e idiomáticas que restan agilidad a las operaciones. Otro problema es la dificultad para hallar sinergias en los sistemas informáticos así como la escasa posibilidad de reducir costes.

No obstante, tanto el Santander como el BBVA, y en menor medida el Banco Popular con una pequeña entrada en Portugal, han apostado por Europa. Para el primero supone ampliar su volumen de negocio y neutralizar los riesgos asumidos en Brasil, México y Chile. En el caso del BBVA, el objetivo, además de la expansión, pasa por elevar la capitalización bursátil y evitar ataques hostiles.

Pero no es fácil pasar de la teoría a la práctica. Hasta ahora se han realizado tres operaciones con éxito. La primera fue la compra del Abbey, el sexto banco británico, protagonizada por el Santander tras pagar 13.400 millones de euros. La mayor compra en cuantía ha sido la del Hypovereinsbak, el segundo de Alemania, por parte de Unicredito, el mayor banco italiano, que abonó 15.400 millones. La última ha sido del holandés ABN Amro, que ha adquirido el banco regional italiano Antonveneta, tras una OPA fallida y la posterior intervención de las autoridades. No parece fácil avanzar. José Ignacio Goirigolzarri, consejero delegado del BBVA, declaró el viernes que "no visualizo, en el corto plazo, que el proceso de consolidación bancaria europea se desencadene rápidamente".

El Santander se muestra satisfecho por la marcha del Abbey, un año después de su adquisición, si bien los analistas criticaron que los recortes de gastos fueran más bajos de los esperados. La estrategia de la entidad presidida por Emilio Botín es reconvertir un banco sólo hipotecario en una entidad capaz de vender todo tipo de productos. Para lograrlo, deberá achatarrar un complejo y obsoleto sistema informático para adaptar otro derivado del que tiene el Santander. Mientras no lo consiga, el crecimiento no será rápido, dicen los expertos. A la vez, se ha hecho notar con altas remuneraciones en depósitos para atacar los flancos débiles de las grandes entidades. "Los bancos británicos están más atrasados que los españoles en el servicio al cliente. Si el Abbey funciona como el Santander, podemos ganar cuota de mercado", declaró Francisco Gómez Roldán, consejero delegado del Abbey.

El Santander ya tiene experiencia en Europa. Sus primeros pasos se remontan a 1988, cuando anunció una alianza con el italiano Cariplo, que se rompió tres años después. En 1993 estableció la alianza con Royal Bank of Scotland, que duró hasta la compra del Abbey. En 1995 entró en el San Paolo, donde se mantiene y quién sabe si no será su próximo objetivo. En 1999 atacó Portugal. Botín intentó hacerse con todo el grupo Champalimaud, aunque se conformó sólo una parte. En 2001 casi compra Société Générale, pero la cerrazón política se lo impidió. Además, el banco ha cuenta con 256 oficinas para la financiación al consumo en Europa que operan en 11 países, con las que ha logrado un beneficio neto de 360 millones.

Emilio Botín, presidente del Santander, junto a Luqman Arnold, ex consejero delegado del Abbey, en julio de 2004.
Emilio Botín, presidente del Santander, junto a Luqman Arnold, ex consejero delegado del Abbey, en julio de 2004.AP

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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